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Se inauguró el aula universitaria en la Unidad Penitenciaria Nº6


El nuevo espacio lleva el nombre de Norma Birri de Vermeulen, en homenaje a la Madre de la Plaza 25 de Mayo

El nuevo espacio lleva el nombre de Norma Birri de Vermeulen, en homenaje a la Madre de la Plaza 25 de Mayo

El aula universitaria,  que funciona en la Unidad Nº 6 del Servicio Penitenciario,  se inauguró formalmente con un acto del que participaron el rector Franco Bartolacci, los referentes de las Áreas de Derechos Humanos y de Extensión y Territorio de la UNR, Paula Contino y Santiago Dearma; junto a familiares de Norma Birri de Vermeulen, funcionarios  universitarios y del servicio penitenciario; representantes de organismos de Derechos Humanos, talleristas y detenidos.

El aula es un espacio de reunión y biblioteca que funciona en el Marco del Programa de Educación en Cárceles de la UNR, actualmente parte de la política en Derechos Humanos de la Institución.

El programa existe desde 2014, como un proyecto de extensión de un grupo de talleristas reunidos en el colectivo La Bemba, institucionalizando en 2016 al constituirse como un programa de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, y este año pasó a formar parte de la gestión central de la Universidad.

La educación universitaria en cárcel tiene como objetivo central favorecer el acceso a la educación superior de mujeres y hombres que se encuentran privados de la libertad, para esto hace eje en la finalización de los estudios medios y en el cursado de carreras universitarias en el contexto de encierro.  También en el marco del programa funcionan talleres culturales y cursos de competencias específicas, en este mismo contexto se desarrollan instnacias  laborales, como es la cooperativa textil Ziza.

La decisión de llamar al aula universitaria “Norma Birri de Vermeulen” fue tomado por los internos en reconocimiento a la lucha de la madre de la Plaza 25 de Mayo, con quienes estuvieron relacionados a partir de una visita que Birri de Vermeulen realizó a la cárcel en 2016, para participar de un programa de radio que se hacía en el centro de detención.

Durante el acto de inauguración del aula universitaria, el rector Franco Bartolacci destacó el esfuerzo y el sacrificio que ponen quienes aceptan estudiar y superarse estando privados de la libertad, y el de los universitarios que se comprometen con esta labor, consideró que la “universidad es una herramienta que debe servir para cambiar la historia”, tanto individual como colectiva. Y se manifestó orgulloso que la Universidad esté intentando saldar una deuda que mantiene con sectores de la sociedad que estaban excluídos de sus programas institucionales.  El Rector destacó la labor del colectivo de talleristas La Bemba y reconoció como un acto de justicia el reconocimiento a Norma de Vermeulen.

Estuvo presente en el acto el hijo de Norma, Jorge Vermeulen, se mostró muy emocionado por el reconocimiento a la figura de su madre y a su lucha, así como su esperanza de que “desde algún lado ella esté viendo la concreción de este proyecto y que seguramente estará muy feliz”.

La referente del Área de Derechos Humanos, Paula Contino, hizo referencia al momento en que Norma Vermeulen visitó la cárcel, “cuando  se puso el pañuelo blanco y su presencia se volvió gigante”. Contino destacó que ese acto, realizado el 9 de diciembre, coincide con el 34 aniversario del  juicio a las Juntas Militares, cuando se declaró el “Nunca Más”, y un día antes del día Internacional de los Derechos Humanos.

Los participantes del Programa de Educación en Cárceles leyeron dos  producciones colectivas que realizaron, una en memoria de Norma y sobre su propia experiencia en el marco del programa. El escrito que hicieron recordando a Norma fue publicado en la revista Carta Abierta, que realizan en el penal.   Emanuel, leyó un fragmento de un artículo publicado en la revista Carta Abierta, que realizan dentro del Penal, en donde manifiestan la huella que dejó Norma en todos ellos y su lucha “por aquellos que no se ven, los desaparecidos del sistema, los del pasado y los actuales”.

Sobre la experiencia de estudiar en un contexto de encierro, Pablo, uno de los detenidos, manifiesta su sorpresa de que sea justo en la cárcel donde se le brinda la posibilidad de estudiar, “que sea este el lugar donde se nos respete y se nos valore, nos da mucha fortaleza y nos cambia para siempre”.  Otro de los jóvenes, destaca que estudiar le permite recuperar los sueños que ya creía perdidos, “Sin estudios y con antecedentes penales, yo creía que mi vida se terminaba acá”.

Quienes participan del Programa consideran que no sólo aprenden contenidos académicos sino que se encuentran con nuevos valores y a reconocerse a sí mismos de una manera diferente “aprendimos a conocer nuestra verdadera identidad”, señalaron. Además manifestaron su compromiso con el proyecto para que trasciende la experiencia individual y perdure en el tiempo, y manifestaron su convicción de la necesidad de más  educación pública y gratuita para transformar la sociedad.

Fuente: www.unr.edu.ar