El 15 y 16 de abril del 2000 la banda pisó el Monumental en una histórica presentación
Los Redonditos de Ricota, la banda de rock más popular de la Argentina, llegó hace 20 años al estadio de River Plate donde dio los recitales de mayor convocatoria de su trayectoria sin poder despegarse de lo tumultuoso de ese andar y así como patentó “el pogo más grande del mundo” dejó un muerto y un tendal de heridos.
La agrupación convocó a más de 150.000 personas en las noches del 15 y 16 de abril de 2000, pero allí murió por herida de arma blanca Jorge Pelé Ríos y se contaron 150 heridos.
A dos décadas de aquellas veladas, el saxofonista Sergio Dawi señaló a Télam que “se había elegido River por tener la seguridad resuelta. Pero lo que pasó fue un imponderable que se fue de las manos y fue muy duro, una sorpresa que nos dolió”.
Las crónicas de la época recuerdan que mientras sonaba “El árbol del gran bonete” alrededor de las 21.30, Carmen Castro, más conocida como “La Negra Poli”, mánager de la banda, se acercó al Indio y le contó lo sucedido en uno de los sectores del estadio, lo que llevó a que el recital se detuviera por 20 minutos.
La gravedad del asunto provocó la reacción del vocalista: “Han pasado cosas muy serias esta noche. Han entrado un par de hijos de puta a lastimar gente. No sabemos por qué motivo, se han cagado en el esfuerzo que ha hecho la banda. Se han cagado en 70.000 personas”.
“Toda esta presión que han hecho durante días la prensa para meternos en este ghetto, haciéndonos creer que somos animales. Han logrado probablemente que esta sea la última noche que toquemos. Nosotros no tenemos ánimo en este momento, hay chicos lastimados”, añadió para finalmente anunciar que iban a seguir con el show “por respeto a ustedes”.“Pero seguramente sea una de las últimas veces que tocamos. Por dictamen del juez vamos a tocar con las luces del estadio prendidas”, concluyó entonces.
Dawi apuntó desde el presente que “después de 20 años los recuerdos se van deshilvanando pero la magnitud de ese espacio, la cantidad de gente, la emotividad fue muy potente. Lamentablemente tuvimos esta situación que nos empañó la fiesta pero de alguna manera pudimos continuar”.
Y al momento de sumarle evocaciones a aquella experiencia, el saxofonista apuntó que “recuerdo haber podido llevar a mis hijas pequeñas que en otros lugares no podían vernos”.
La gran pulseada que jugaba Los Redondos en River era establecer si el fenómeno artístico y popular era capaz de superar las crónicas policiales salpicadas de incidentes, desbandes y hechos violentos.
El estigma originado por el crimen del joven Walter Bulacio en el que fue su primer concierto en el estadio de Obras en abril de 1991 no alteró la obra de Los Redondos pero desde entonces cada vez se hizo más complejo generar espacios para que el grupo cumpliera con uno de los principios que rigen al arte popular y que pasa por encontrarse regularmente con la audiencia.Al respecto Dawi sostuvo que el del conjunto “fue un crecimiento que tuvo la característica de ser paulatino. La ambición nunca estuvo puesto en ir a Obras o a River. La ambición estuvo puesta en la obra, en la música, en la gráfica y el crecimiento nos llevó por distintos lugares”.
“River -abundó- era el espacio que garantizaba una seguridad y tenía resueltas muchas cosas y era el indicado para eso momento, aunque uno tampoco es ajeno a que es uno de los estadios más grandes y eso tenía un significado para el particular momento de la banda. Pero siempre la seguridad estuvo antes que la ambición”.
Pese a esas noches tan cargadas, el músico y compositor negó que los recitales en River hayan precipitado el final del grupo que se concretó a fines de 2001.
“Evidentemente todo suma pero en la interna había otros desgastes que pesaban más y en River dimos todo como siempre lo hacíamos. Fueron otras las situaciones, hasta más personales, para ese fin», resumió Dawi