Las mujeres argentinas ocupan seis de cada diez puestos profesionales en el sector salud, pero ganan menos y muy pocas acceden a cargos de decisión, lo reveló un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado en el 2018.
«En 1980, tres de cada diez profesionales de la salud en Argentina eran mujeres. En 2016 ese porcentaje se duplicó, ya que el 60 por ciento eran mujeres», dijo a Télam Gabriela Catterberg, investigadora del PNUD.
La especialista afirmó que, no obstante, «las brechas laborales persisten».
«¿Mejoraron las condiciones laborales de las mujeres médicas? Ese aumento ¿fue acompañado por una mayor igualdad de género? Las estadísticas muestran que no», destacó.
Luego de analizar los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), los investigadores del PNUD señalaron que los médicos perciben ingresos mensuales «un 19,6 por ciento más altos» que las médicas.
«La brecha de ingresos en los puestos técnicos y operativos es menor, del 12,3 por ciento. Al hacer el informe nos preguntamos por qué persiste la diferencia de ingresos y por qué es mayor entre las médicas profesionales y sus pares varones», comentó Catterberg.
Puntualizó que la diferencia se debe, en parte, a la cantidad de horas trabajadas por varones y mujeres y a cómo distribuyen el tiempo entre el trabajo remunerado y no remunerado, ya que las mujeres siguen dedicando más horas a la organización de la casa y el cuidado de los hijos.
«Las trabajadoras del sector salud, profesionales, técnicas y operativas, dedican 4,8 horas al día al trabajo no remunerado, y los varones tres», precisó la investigadora.
Por otro lado, la menor «brecha de ingresos» entre los técnicos se debe a las «modalidades contractuales», ya que «una gran proporción es asalariada y está regida por convenios colectivos de trabajo, mientras que la mayoría de los profesionales son autónomos», comentó Catterberg.
Y agregó: «Los convenios colectivos de trabajo aseguran igualdad en términos de horarios y garantizan derechos básicos vinculados a la maternidad».
Otra de las brechas laborales se hace evidente en la distribución de las mujeres en las distintas especialidades médicas, que «varía de una forma sesgada por atributos vinculados tradicionalmente con lo femenino y lo masculino».
«La especialidades con mayor presencia de mujeres están vinculadas a orientaciones infantojuveniles -como hepatología pediátrica (casi el 100% son mujeres), dermatología pediátrica (90%) o reumatología infantil (80%)-, mientras que en las áreas quirúrgicas la presencia femenina es muy baja -cirugía cardiovascular, de cabeza y cuello y tórax-, ya que menos del 10% son mujeres», detalla el informe.
«Las especialidades quirúrgicas se asocian con atributos tradicionalmente considerados masculinos: control de situaciones de riesgo, estrés y manejo de autoridad, por ejemplo, mientras que las especialidades donde hay más mujeres están vinculadas con atributos como el cuidado, la empatía y la maternidad», retomó Catterberg.
Agregó que «aunque no hay estadísticas, según expertos las especialidades quirúrgicas generan más ingresos».
La tercera brecha es la del «acceso a los puestos de decisión»: según los investigadores, que analizaron datos de la Dirección de Personal del Ministerio de Salud de Buenos Aires, «el 75 por ciento de los directores de hospitales públicos son varones», mientras que «en algunas asociaciones médicas no hay ni siquiera una mujer vocal».
Para completar el análisis estadístico, entrevistaron a 20 médicas y 19 médicos del Área Metropolitana de Buenos Aires -cuyas identidades se preservaron-, las cuales mostraron que «las mujeres toleran menos el estrés, se desbordan más rápido, se sienten saturadas, explotan en llanto y son más impulsivas».
«Los hombres son más tranquilos, más estables. Por ahí a propósito la biología nos creó así, uno más estable y el otro más cíclico, con la responsabilidad de la reproducción uno y el otro para sostener», dijo un nefrólogo de 37 años.