Por Diego Mussetta
Ella, la más querida, ondeó en lo alto. Desde allí observó todo. Vio a una ciudad dividida, con una grieta forjada a nivel país que se potenció en nuestra Rosario en un día donde la crispación le ganó a la celebración. Hoy fue 20 de junio. Hoy Rosario merecía tener su fiesta. Pero todos se esmeraron por olvidarse de Manuel Belgrano y por tirar agua para su molino. Apenas un acto oficial de 7 minutos, una aparición fugaz y bélica desde lo verbal del presidente en un club de barrio y un acto militante de la ex presidenta en la presentación de su libro en donde sí elogió al prócer. Todo eso un 20 de junio. Y ella, la más querida, se sintió desprestigiada. Sí, hoy Rosario se transformó en un ring donde los pesos pesados se subieron de cara a una batalla final que recién arranca pero que dejará secuelas. Hoy Rosario no tuvo su merecida fiesta. Hoy nuestra bandera no fue la protagonista. Y eso dolió.
Primer acto: 7 minutos y poco más
Muy temprano, autoridades locales y provinciales se congregaron en el Monumento para el tradicional izado de la bandera nacional. Allí estuvieron el gobernador Miguel Lifschitz y la intendenta Mónica Fein, ambos en su último acto como máximas autoridades de la provincia y la municipalidad. No hubo desfile cívico ni un gran acto popular, cuestiones místicas y naturales de cada Día de la Bandera. Por supuesto, detrás de eso, mucho enojo por parte de determinados sectores y organizaciones, como por ejemplo los ex veteranos de Malvinas.
En un puñado de minutos se escucharon Aurora, el Himno Nacional Argentino y un grito de “Viva la Patria” que se oyó vociferado por los ex combatientes de Malvinas. Eso fue lo más importantes de la fría mañana con el río Paraná de testigo y bajo un sol radiante.
«Espero que en el futuro podamos recuperar una fiesta popular y que al mismo tiempo tenga la presencia de las máximas autoridades de los tres niveles de gobierno. Lamentablemente en los últimos 7 u 8 años el acto se ha politizado. Los gobiernos lo han usado como un espacio de confrontación política y eso hizo que la gente perdiera interés”, expresó el gobernador Lifschitz.
“Creo que estamos en un momento donde el eje debería ser la bandera. Y quisimos hacer eso. Es un día donde todos podemos mirarla y sentirnos parte de ella. Toda actividad que generara algún debate, como siempre sucede, de pertenencias políticas, tiene que estar al margen”, dijo a su turno la intendenta Fein.
Los 420 segundos pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Desconcentración y a casa. Mientras, enfrente, el humo del tradicional asado a la estaca invadía el Parque Nacional a la Bandera. Allí sí hubo fiesta popular durante todo el día.
Segundo acto: Macri, los chicos y un discurso lleno de furia
Mauricio Macri recién el miércoles confirmó su desembarco en Rosario. Pero no quiso ir al Monumento. Prefirió asistir, con toda la parafernalia del aparato presidencial, a un club de barrio. El elegido fue Ciclón, símbolo del básquet rosarino y de barrio Tablada. Hubo vallas, decenas de gendarmes, detectores de metales utilizados para testear a cada ingresante, un helicóptero que sobrevoló la zona y una grieta que se agigantó en la calle, con vecinos peleados gritando a favor y en contra del presidente y hasta con detenciones porque varios se tomaron a golpes de puño. Todo eso pasó en la previa.
Fueron 17 minutos de acto oficial. Macri, como de costumbre, en el medio con micrófono en mano hablando ante un par de centenas de personas, la mayoría niños que llegaron de escuelas de la ciudad y la región. Todos fueron testigos de un acto político, con un Macri furioso por momentos, como metido de lleno en la campaña política. Habló de seguridad y de que desbarataron más bandas iguales a Los Monos en Rosario. A escasos tres metros, la ministra Patricia Bullrich, como su mejor escolta o edecan, sonreía. A su otro lado, la intendenta Mónica Fein, invitada por el presidente, no se sentía cómoda con lo que estaba escuchando, es que quedó en el medio de un acto de campaña de Cambiemos.
Macri fue a fondo contra Hugo y Pablo Moyano, a quienes acusó de muchos de los problemas que atraviesa el país. Pero jamás habló de la bandera y de Manuel Belgrano, más allá de un obsequio (una bandera) que le entregó al club y a la intendenta.
Fotos de rigor, operativo salida y partida rumbo al Aeropuerto. Y de vuelta a Capital Federal. No hay dudas: Macri vino a Rosario a hacer campaña justo en el día donde su máxima contrincante también decidió pisar suelo rosarino.
Tercer acto: Cristina, «Sinceramente» y un apoyo multitudinario
Hace 4 años estuvo por última vez en Rosario. Fue un 20 de junio de 2015 en el Monumento a la Bandera a meses de su salida del gobierno tras 8 años. Y este 20 de junio de 2019 decidió volver. Esta vez para presentar «Sinceramente», su libro. Y su paso por a ciudad causó conmoción, para propios y extraños.
Cristina Fernández de Kirchner armó un acto político en el imponente Salón Metropolitano. Más de 2.000 seguidores tuvieron el privilegio de acompañarla adentro, donde contó detalles de su libro y hasta de emocionarse. Mientras, afuera, una multitud la bancaba y la esperaba.
En el arranque, ‘bailó’ (¿era necesario?) mientras se escuchaba el Himno Nacional argentino en la versión grabada por Charly García. Luego saludó y habló de Manuel Belgrano, allí diferenciándose de Macri. «Fue un economista y fue un apasionado en su vida. No sé si hubiera podido ser la esposa porque a éste no lo casaba nadie. ¿Saben que Belgrano nunca se casó? No había forma… Yo hubiera sido la amante, a lo mejor, qué sé yo, no sé. Pero algo con Belgrano hubiera tenido, estoy absolutamente segura. En serio», afirmó.
Pero entre pregunta y pregunta con su interlocutor, aprovechó para golpear a Macri: «Hoy mismo, 20 de junio, ¿era necesario insultar a un gremialista en un colegio lleno de chicos? Encima un gremialista que estaba junto a él en 2015 cuando inauguraron un busto de Perón. Además de mal gusto y desmemoriado».
“No pienso hacer discurso de campaña, pero no me arrepiento haber hecho las cadenas nacionales. Quédense tranquilos que una vicepresidenta no hace cadenas nacionales», expresó ante el griterío enfervorizado de sus seguidores.
Luego fue el turno de salir al parque, donde miles y miles de fanáticos le hicieron el aguante desde temprano. Allí habló escoltada de referentes justicialistas de la provincia ante una multitud que no paró de ovacionarla y de cantar «vamos a volver».
Rosario, la grieta y un 20 de junio para el olvido
La Cuna de la Bandera no fue la misma justo en su día. Es que el 20 de junio de 2019 será recordado como el día en el que todos se olvidaron del creador de la enseña patria y donde la política fue la gran protagonista, agrandando una grieta en una sociedad cada día más dividida.
Hoy para algunos fue un día feliz. Pero para la gran mayoría no lo fue. Los rosarinos no merecían todo esto en su día. Hoy el 20 de junio se empañó de política, como aquellos actos donde la militancia copaba el Monumento o cuando el presidente hizo vallar 20 cuadras a la redonda el Monumento e impedir que el ciudadano común diga presente. Hoy el rosarino quedó inmerso en una grieta que se agranda cada día más. Y eso duele. Como dolió hoy ver a la bandera celeste y blanca desprestigiada. Rosario no se lo merece. Y eso duele.