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Rosario y Montevideo, unidos por el fútbol y la inclusión


En la ciudad se disputó un amistoso de fútbol para no videntes entre los rosarinos de Fénix y Gomensoro Universitario de Uruguay. Una jornada de pasión e integración

En la ciudad se disputó un amistoso de fútbol para no videntes entre los rosarinos de Fénix y Gomensoro Universitario de Uruguay. Una jornada de pasión e integración

Por Gonzalo Santamaría

El fútbol es la pasión de muchos. En cada rincón del Río de la Plata se vive de una manera especial y no es casualidad que Argentina y Uruguay representen esa picaresca forma jugar, tan particular a lo largo y ancho del mundo.

Dicen que Rosario y Montevideo tienen similitudes y la pelota no le escapa a eso. Por eso, la capital uruguaya y la Cuna de la Bandera se unieron, no sólo para despuntar el vicio, sino también para darle pelota al fútbol para personas no videntes.

CLG anticipó el amistoso internacional entre Fénix de Rosario y Gomensoro Universitario de Montevideo y este sábado, se desarrolló el encuentro en la cancha de material del Estadio Municipal “Jorge Newbery”.

El equipo de la ciudad nació hace cuatro años por la unión de los dos equipos que existían (Newell’s y Ardec). Los uruguayos comenzaron a practicar este año y este encuentro significó su primera participación.

La jornada comenzó pasadas las 11:30, y si bien el resultado es anecdótico ya que se buscaba la experiencia «impresionante», Fénix ganó 2 a 0 con goles de Fabio Verón. «Queríamos despedir el año futbolístico y tener un partido internacional no tiene precio», sostuvo Cesar Busilachi, entrenador del equipo rosarino que felicitó a su rival por el «semejante» viaje que realizaron: «Es para aplaudir. Estoy contento porque es todo a pulmón y se pudo hacer«.

En el marco de esta jornada amistosa, CLG dialogó con Fernando Benítez y José Jaime, jugadores de Fénix, y con el entrenador de Gomensoro, Arel Sirin.

Fernando Benítez y José Jaime

Benítez y Jaime, cuando la disciplina se practicaba en Newell’s, habían compartido plantel, ahora en Fénix parece que nada cambió: se sienten amigos.

“Agarra la bocha y va para adelante”, lanzó Jaime, en sus primeras palabras y en referencia a su compañero que, mientras escuchaba, desmentía con la cabeza para terminar, entre risas: “Yo juego de cinco, soy aguerrido y trato de manejar los hilos del equipo”.

Fernando Benítez tiene cuarenta años, hace ocho perdió la vista debido a una retinosis (una enfermedad de degeneración progresiva de la vista) y lleva jugando más de 6 años al fútbol entre la Lepra y Fénix. El 5 tiene algo bien en claro: “Sentís más pasión porque al no verlo, tus sentimientos afloran más”.

José “Pepe” Jaime es marcador central. Hace 10 años quedó ciego debido a un accidente de tránsito y hoy, con 33, marca el ritmo de la defensa. “Es un mariscal, el que nos alinea”, lo definió su compañero y él con humildad resumió: “Trato de aguantar y salir desde el fondo de la mejor forma”.


Sentir la pelota

Los jugadores intentaron explicar las diferencias que sienten de jugar al fútbol convencional y el adaptado.

El primero en hablar fue Jaime, que manifestó: “Acá hay que prestar mucha más atención, tenes que estar más metido y concentrado, antes percibías el movimiento de un delantero con un golpe de vista”.

Acá tenes que controlar el movimiento silencioso para que no se te escape”, agregó.

Benítez coincidió en la condición visual y aseguró: “Si pudiera volver a ver, el fútbol sería mucho más fácil, yo tuve que volver a aprender a trasladar la pelota dominada es lo esencial”. “El control tiene que ser más preciso”, deslizó por debajo el defensor y el mediocampista rápidamente no dudó en reconocer las habilidades de su amigo: “No sabes cómo la pisa, la vas a buscar y te hace pasar de lleno”.

La sonrisa cómplice entre ambos dejó en claro lo qué significa Fénix: disfrutar con un grupo de amigos.


Es una sensación más grande porque uno jugó al fútbol viendo. Pensás que no podes volver a jugar, retomás y sentís que se juega con la misma intensidad y pasión. Eso te motiva más y te entusiasma”, definió “Pepe” a CLG sobre su experiencia en el fútbol.

Fenix de Rosario

Jaime juega en Fénix, pero la mítica ave griega no era una más en su vida. Siempre le atrajo su figura y su historia, luego del accidente decidió estamparla en su piel y seis años antes de conformar el equipo donde hoy juega, ya tenía el animal tatuado. “A mí me cambió un montón de cosas, mi ánimo, por ejemplo. Salir y patear un rato con amigos, que durante mi proceso de rehabilitación de volver a ver no lo tenía y lo deseaba, fue un cambio muy grande”, rememoró el Nº 2 del equipo rosarino.

“Hacés algo que disfrutaste toda tu vida”, explicó José y en ese momento lo interrumpió Fernando que no se quedó atrás y esgrimió: “Hago lo que me gusta después de pensar que no lo iba a poder hacer más, volver a sentir ese nerviosismo, ansiedad y malestar en la panza cuando te toca jugar y que se te pase cuando rueda la pelota es incomparable”.

Dentro de la cancha te olvidás que no ves”, cerró Fernando Benítez, que con mucha seguridad afirmó que dejará de jugar el día que no sienta más ansiedad antes de entrar a la cancha. Y acompañó su sentimiento su compañero, José Jaime: “Todos nos ponemos nerviosos, entrar por entrar no sirve”.

LA VISITA

Arel Sirin, fue arquero de la Selección Uruguaya para ciegos, desde el 2009 hasta el 2015, cuando por decisiones gubernamentales se disolvió el combinado charrúa. Ahora conduce Gomensoro Universitario, que jugó ayer sábado su primer partido en Rosario.

El equipo universitario, vestido de colorado, mantiene un promedio de edad bastante alto: 30 años entre sus ocho jugadores y, según palabras del propio Sirin, “hay muchos que están aprendiendo y eso es un aprendizaje también para nosotros”. Juego aguerrido y táctico para los uruguayos.

Gomensoro Universitario de Montevideo

Mientras dialogó con CLG también siguió el reconocimiento de la cancha de sus jugadores, sin sacarle un segundo la atención e hizo énfasis en el grupo: “Es unido, muy lindo, nos armamos bien y estoy disfrutando porque empezamos sin nada”.

En Uruguay solamente Peñarol desarrolla la disciplina, por eso para Sirin, la idea de este proyecto “es fomentar y que crezca el deporte”.

Llega un momento que lo dejás de ver cómo una discapacidad. Esto es un equipo de fútbol como cualquier liga normal”, puntualizó.