Por Diego Carballido
El presente fortalecido que vive el movimiento de mujeres, como resultado de muchos años de lucha por sus reivindicaciones, la tiene a Rita Segato como una de las profesionales de culto. Master en Antropología Social, docente jubilada de la Universidad de Brasilia, investigadora del nivel máximo de Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnología de Brasil, entre otros numerosos cargos más, Rita estuvo en Rosario en el marco de los denominados “Diálogos para la reforma”. Un ciclo propiciado por el gobierno provincial donde se intenta abrir el debate acerca de las aristas que se deben abordar a la hora de pensar en una nueva Constitución provincial.
Con un Auditorio Fundación colmado de asistentes, Segato calificó como “una gran oportunidad” la ocasión de conversar sobre el derecho y las conquistas de las mujeres, y la posibilidad de realizar una nueva Carta Magna donde se contemple a la mujer con otra perspectiva. «En un momento, donde el discurso feminista ha echado raíces en la sociedad como nunca lo había sentido antes, tengo la sensación de que estamos llegando a destino. Inclusive nuestros antagonistas de proyecto histórico nos lo están diciendo. La virulencia de la defensa del patriarcado nos está diciendo que nuestra lucha es central para la sociedad» comenzó reflexionando Segato.
En sus trabajos, la académica que viaja por toda Latinoamérica, ha estudiado la violencia que lleva a la muerte a ciento de mujeres, quitándole la particularidad de casos aislados y ubicándola como un síntoma de toda la sociedad. «Las primeras víctimas del mandato de masculinidad son los varones, porque mucho de los crímenes son el resultado de esa necesidad de querer demostrar, ante los otros hombres, su capacidad de control, potencia y dominación sobre el cuerpo de las mujeres» sostuvo Segato.
Un problema estructural
De acuerdo con la visión de la investigadora, las legislaciones venideras deben quitar ese mote de “minoría” a las problemáticas que atañen a las mujeres. «Las formas de violencia, discriminación y expropiación contra la mujer, en realidad, no son problemas de una minoría. Porque la modernidad nos impuso que existen problemas de interés general o de valor universal, y luego los temas particulares de una población» afirma Segato, y agrega «La violencia contra la mujer es el semillero de todas las otras violencias. Así, como el patriarcado es el fundante de todos los órdenes. Por eso, hay que pensarlo en forma más estructural, no se trata simplemente de una cultura que castiga todo aquello que el patriarca percibe como en desacato».
Y este cambio en la percepción de la problemática, para Segato, también atañe a la formación de quienes impartirán justicia. «En las escuelas de derecho se enseña que se busca justicia para una ciudadanía de iguales y no se contempla que esa igualdad, en la práctica, no existe. Porque hay víctimas que tienen más importancia que otras». Según su panorama «La mujer no encarna ese sujeto ciudadano pleno de derechos” del cual habla gran parte de nuestra legislación.
Para Segato, si analizamos en perspectiva a la eficacia de la justicia en toda Latinoamérica se puede calificar “casi como un sistema de creencias, es una cuestión de fe» porque «las cifras muestran que los crímenes que llegan a una sentencia constituyen una minoría absoluta», sin embargo, no le quitó importancia porque «así y todo, la ley es fundamental porque se transforma en un discurso pedagógico».
Un dialogo abierto
Luego de compartir algunas de las cuestiones que considero importante tener en cuenta a la hora de hablar de derecho y perspectiva de género, la periodista Luciana Peker, responsable del suplemento Las 12 en el diario Página 12, realizó algunas preguntas para contextualizar la problemática de género. En ese intercambio de conceptos, Segato, habló de establecer una “paz de género” para reconocer que existe una guerra y sobre todo porque “vivimos un agravamiento de la violencia de género, por eso hablar de paz puede ser interesante». Y al respecto dejó en claro que «el feminismo es un movimiento de defensa de los hombres con relación a los hombres dominantes».
Al referirse al Estado y su rol, en primer lugar Segato sostuvo que aún cargamos en la mayoría de los países de nuestro continente la concepción de colonia porque «nuestros Estados no son el resultado de una historia de la sociedad, como en Europa, por eso se puede decir que son permanentemente coloniales. Son el traslado de una administración colonial ultramarina a una administración en territorio, pero la exterioridad nunca se perdió. Entonces, el gran desafío es ver como se puede interiorizar eso en una gestión», y agregó «cuando más débil es un Estado, más feroz es su punitivismo. Por ejemplo, con relación al aborto, es un síntoma de la debilidad de los Estados ensañarse con los cuerpos de las mujeres».