El primer ministro británico, Boris Johnson, dio por cerrada la controversia desatada por las acusaciones a Dominic Cummnigs
El primer ministro británico, Boris Johnson, dio por cerrada la controversia desatada por las acusaciones a su principal asesor, Dominic Cummnigs, luego que la policía de Durham, al norte de Inglaterra, concluyó que el funcionario no cometió un delito al desplazarse de Londres a la propiedad de su padre para aislarse por el coronavirus.
En un comunicado, la policía sostuvo que el asesor del primer ministro no violó la ley que regula la «Protección de la Salud» y consideró que el funcionario sólo pudo haber cometido una «infracción leve» cuando el 12 de abril manejó 80 kilómetros hasta Barnard Castle, por lo que no enfrentará ningún otro cargo.
Tras conocerse la noticia, un portavoz de Downing Street, la residencia oficial del gobierno británico, reiteró que la policía dejó en claro que no tomará medidas contra Cummings dado que no violó las regulaciones.
«El primer ministro ha dicho que cree que Cummings se comportó de manera razonable y legal dadas todas las circunstancias y considera que este asunto está cerrado», dijo el portavoz, según la emisora británica Sky News.
El 12 de abril, Cummings manejó con su esposa e hijo desde la propiedad de su padre en Durham hasta Barnard Castle, una localidad turística a 80 kilómetros, con el supuesto propósito de probar su resistencia para volver manejando hasta Londres.
El funcionario aseguró, incluso, que quería probar si su vista se había recuperado lo suficiente, ya que su período de aislamiento había terminado, según su declaración a la policía.
En rigor, la polémica se había iniciado antes, cuando el principal asesor de Johnson viajó de Londres a Durham, a 400 kilómetros de la capital de país, donde viven sus padres, mientras él y su esposa se aislaban por presentar síntomas de coronavirus.
Posteriormente, se conoció el viaje Barnard Castle, lo que provocó que más de 60 diputados tories, incluida una ministra del gabinete, Penny Mordaunt, exigieran que renuncie o sea despedido.
Casi un millón de británicos indignados firmaron además un petitorio a través de la plataforma Change.org pidiendo también su renuncia.
Ayer, el premier británico enfrentó a un interrogatorio de una comisión del Parlamento sobre su cuestionado manejo de la pandemia y, en especial, sobre su negativa a despedir a su principal asesor, a quien respaldó incondicionalmente.
Johnson se rehusó someter a Cummings a una investigación oficial e insistió en repetidas ocasiones en la necesidad de «pasar página» del escándalo y centrarse en la lucha contra la pandemia.
Por el caso, el índice de aprobación del primer ministro en su manejo de la crisis del coronavirus se desplomó.
Según el diario The Guardian, el diputado del Partido Conservador, Rob Butler, dijo que el viaje de Cummings a Barnard Castle es muy difícil de justificar y está decepcionado de que no se haya disculpado por ello, aunque no pidió su renuncia.