Por Diego Carballido
Hace algunas semanas fue presentado en el Hotel Savoy de Capital Federal el espacio político que nació al calor del debate por la despenalización del aborto. El Partido Celeste es una nueva agrupación que reúne a muchos protagonistas que se opusieron a la sanción de una ley que permita la práctica legal del aborto en Argentina. Raúl Magnasco es el presidente de la asociación Más Vida y está al frente de este nuevo espacio político que promete seguir expandiéndose a lo largo del país. En diálogo con CLG, dio detalles sobre esta iniciativa.
— ¿Cómo fue la génesis de este nuevo espacio político?
— Muchos seguidores en nuestra organización Más Vida que venían reclamando la existencia de un partido pro vida, sobre todo a raíz del desenlace en Diputados que ha generado mucha indignación en la población. Hicimos una encuesta y nos arrojó que el 84% reclamaba la existencia de este espacio político.
— ¿Existen referentes de otros partidos que avalaron este lanzamiento?
— Muchos nos han felicitado, pero entendemos las reglas de la política y en definitiva creemos que es muy difícil que alguien que ya está en carrera en un partido tenga la intención de apoyar uno nuevo. Consideramos que somos un espacio que hacía falta, al menos para representar a un sector de la ciudadanía que sobre este tema -la vida- tiene cierta prioridad. Nosotros solamente conducimos la voluntad de tanta gente. El Partido Celeste no sólo surge de las bases sino que pertenece a la gente y así va a seguir siendo, acá nadie impone nada sino que todos aceptan el consenso de la mayoría.
— ¿La mayoría de sus integrantes no vienen del mundo de la política?
— Prácticamente casi todos los que formamos parte venimos de afuera. No somos personas de la política, lo cual representa un desafío por comprometernos con algo sobre lo que no tenemos mucha experiencia, pero también es una oportunidad porque estamos libres de ataduras y de compromisos.
— Es un espacio cercano a instituciones religiosas… ¿representan a diferentes religiones?
— Sí, porque el partido se ha concebido de manera confesional desde la primera reunión. Entendemos que la defensa de la vida humana trasciende a las diferencias de fe y creencias.
— Además de este lanzamiento en Capital Federal, ¿cuentan con una estructura a nivel nacional?
— Tenemos en marcha la consolidación de nueve distritos en distintos puntos del país, pero creemos que vamos a terminar siendo una fuerza nacional, sobre todo porque en el interior fue muy fuerte la defensa de la vida. Evidentemente se trata de un debate federal y estamos felices de que así sea. Es como debe ser la representatividad. No estamos conformes con lo sucedido en Diputados porque evidenció la predominancia de la burguesía porteña por sobre el resto del país.
— ¿Existen otros ejes temáticos, además de su posición con respecto a la despenalización del aborto, dentro del Partido Celeste?
— Lo novedoso es que, fuera de nuestro tema de impulso como le llamamos al derecho a la vida, se está planteando un sistema de representación directa a través de una página web. Por lo tanto, cualquier temática que le toque debatir a un candidato del Partido Celeste no va a poder hacerlo independientemente de la voluntad del pueblo. Para eso se propone una encuesta online donde la ciudadanía le diga, en última instancia, a nuestro candidato qué es lo que tiene que votar.
— ¿El candidato está todo el tiempo plebiscitando sus propuestas?
— Exactamente. Nosotros entendemos que un político debe cumplir su trabajo de representar al pueblo durante su mandato. Por lo tanto, su opinión es secundaria cuando se trata de representar a sus votantes. Puede recomendar o sugerir, pero debe primar siempre la voluntad del pueblo para lo cual se realiza la encuesta. Al mismo tiempo, es un ejercicio de independencia porque se puede interpretar que uno de nuestros candidatos, al deberse a la voluntad de sus electores, se libra de todo tipo de ataduras u objeciones de otro tipo, que fueron muy fuertes durante el debate del aborto. En la actualidad, vivimos una crisis de representatividad donde el 80% de los argentinos defendemos las dos vidas y no vimos esos porcentajes representados en las dos cámaras legislativas nacionales, por lo cual necesitamos trabajar con respecto a esta cuestión.
— ¿Cómo analizan la calidad del debate con respecto a la despenalización del aborto en los recintos legislativos?
— En parte bastante bien, aunque hubo episodios a cargo de algunos expositores por el aborto que fueron dignos del olvido. Recuerdo a una chica que mostró una bombacha durante su exposición o a “Pepe” Cibrián que empezó a gritarle a la gente. En última instancia, creemos que no respetaron a una institución como el Congreso y tampoco le hacen bien a la democracia que tanto nos costó y que debemos cuidar entre todos. En Senadores, el debate estuvo un poco más a la altura de las circunstancias, pero en Diputados recordamos a los legisladores que dijeron que tomaron su decisión en función de la opinión de una sobrina de 12 años. Cabe aclarar que los representantes no sólo han sido elegidos por el pueblo sino que son sostenidos económicamente por el pueblo a través de los impuestos, y teniendo el tiempo y la disposición de estudiar sobre el tema terminan recurriendo a la opinión de una sobrina en un tema tan delicado como el derecho a la vida.
— ¿Qué futuro ven para el movimiento de mujeres, sobre todo pensando en que el grueso de sus participantes son jóvenes y adolescentes?
— Si te referís a los grupos que impulsan el aborto, creo que van a seguir. Porque decían que había que dar el debate en el Congreso para buscar una definición sobre el aborto, pero sabíamos que aunque se rechazara lo volverían a presentar. Estos movimientos obedecen a un financiamiento externo, de organizaciones como IPPF, que le giran dinero a estas agrupaciones para que presionen en la despenalizaición. Creo que el movimiento va a seguir firme, algo de fuerza perdió, pero va a seguir existiendo y van a seguir instalando este tipo de debates.
— ¿Cómo ves la realidad a nivel nacional? Con relación a las políticas llevadas adelante por este gobierno.
— Percibimos cierta indignación. Estamos atravesando una crisis económica muy fuerte y repitiendo viejas recetas que ya han fracasado. La gente está decepcionada de un proceso que se instaló con la promesa de un cambio, pero que termina siendo más de lo mismo sin obtener resultados positivos.