Info General
Informes CLG

Historia de superación

Quedó paralítica, fue atleta paralímpica y hoy es bailarina


A los 24 años un problema intramedular la dejó en silla de ruedas. Pero no se rindió. Se apoyó en el deporte, fue a dos Paralímpicos y hoy brilla en el baile. Conocé la historia de Susana Fernández

Por Diego Carballido

Susana Fernández tiene 52 años, vive en Buenos Aires y siempre llevó una vida cargada de actividades. Solía patinar, jugar al tenis, andar en bicicleta, salir a correr y tenía la costumbre de visitar con su familia la ciudad de San Pedro, donde salía de su habitual rutina con paseos a caballo. “No era una chica de ciudad, ni tampoco del campo”, se describió Fernández en una entrevista.

Una mañana despertó sin poder mover su mano derecha y notó que tenía dificultades para mover el pie del mismo lado, como si tuviera menos fuerza. En ese momento, tenía 24 años y una hija como resultado de su matrimonio, mientras estudiaba para ser profesora de inglés. Los primeros diagnósticos arrojaron que se trataba de una lesión intramedular que la obligaría a movilizarse, a partir de ese entonces y para siempre, en silla de ruedas.

“Después de jugar fuerte al tenis, al día siguiente me desperté y vi que no podía cerrar la mano derecha. Miraba mi mano como si fuera un extraño que no te escucha. Le avisé a mi mamá pero ella no le prestó atención. Al poco tiempo comencé a sentir menos fuerza en la pierna derecha y a arrastrar la punta del pie. Rengueaba un poco. Sentía como el físico se retiraba como el mar en bajante. Ya había renunciado a escribir con la mano derecha y había aprendido a escribir con la izquierda. Me entendía bastante bien aunque encontrar banco para zurdos era difícil en el profesorado de inglés”, expresó Fernández en un escrito titulado “Desaparecer”, donde cuenta su historia.

A partir de ese momento, la historia de Susana es una sucesión de superación de obstáculos. Comenzó a practicar natación adaptada y logró participar en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996 donde logró establecer su primer récord. “Lo primero que me pregunté era con qué otro desafío podía continuar, lo importante es tener diferentes obstáculos todos los días para poder superarse y tener nuevas metas”, compartió Fernández. Con esa filosofía logró participar de los Paralímpicos de Sydney 2000 donde pudo clasificar para una de las finales.

El desafío de bailar

Para el año 2005, Fernández ya estaba alejada de la natación cunado un amigo le propuso participar en una clase de danza integradora. Fue allí, en la Universidad Nacional de las Artes, donde conoció a Leandro con quien fundarían “Marca Registrada”, el dúo de danza con el que se presenta en diversos eventos.

“Trabajamos sobre la improvisación, hay determinadas cosas que marcamos y sobre eso construimos el resto. Cada vez que estoy bailando me siento distinta, igual desde la conexión, pero siempre la propuesta de investigación es levemente diferente una de otra. Tiene que ver con la intención de la mirada, con cómo lo miro a Leandro”, explicó Susana.

En cada uno de los eventos en que se presentan la gente se queda conmovida y sorprendida por la belleza de los movimientos, por la conexión y la vibración que transmite la pareja y por la calidad de cada una de las coreografías.

“Tenemos un soporte mutuo dentro de la danza, estamos hablando de algo que se va construyendo como es la improvisación, todas las veces que bailamos aprendemos uno del otro. La gente piensa que lo ensayamos como mil veces, pero es todo improvisado”, cuenta Susana.

“Yo soy feliz porque sirvo, me gusta servir, si sirvo a otro y modifico para bien a alguien eso me da el motivo para ser feliz. Son momentos difíciles en los que, tal vez, no ven proyección, pero si vos les mostrás que sí puede haber perspectivas se puede encender una luz interna que les permita salir de esa realidad durísima que están viviendo. No digo que sea fácil, pero te da la idea de que es posible”, aconsejó Susana y su historia es un fiel reflejo de sus palabras.