Por Ángela Gentile, (MN 49908), jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y expresidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)
Hace poco más de un año que el virus SARS-CoV-2 comenzó a circular, generando una pandemia que afecta e impacta a nivel mundial. Actualmente, las preocupaciones asociadas a este virus continúan y se intenta dar respuesta a interrogantes que aún siguen vigentes.
Uno de ellos tiene que ver con la presencia y comportamiento de otros virus respiratorios que usualmente circulan durante el año. Si bien se ha comprobado que el SARS-CoV-2 es el virus prevalente en todos los grupos etarios, en la población pediátrica también se detectaron casos de Adenovirus, Influenza B, Parainfluenza y VSR, principalmente en menores de un año .
La circulación viral durante el año 2020 presentó características diferentes a las habituales, con ausencia de circulación de virus respiratorios a expensas del COVID-19. Sin embargo, la realidad del 2021 es totalmente diferente a la realidad del 2020, donde los chicos estaban en confinamiento. Con la vuelta a la presencialidad, comienza inevitablemente la circulación de estos virus. Es fundamental, por lo tanto, no descuidarse y estar atentos a los síntomas que puedan indicar la presencia de los mismos.
Por esta fecha, y hasta entrada la primavera, es el momento de mayor circulación del Virus Sincicial Respiratorio (VSR), uno de los principales causantes de la bronquiolitis. Se trata de una enfermedad de fácil contagio y se transmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales. Los principales grupos de riesgo, nacidos prematuros de alto riesgo, con afecciones pulmonares y los niños con cardiopatías congénitas, tienen entre 4 y 5 veces más probabilidades de necesitar hospitalización por esta afección respiratoria. Por ello, si bien la circulación es menor en este contexto, es fundamental seguir tomando las medidas preventivas correspondientes dado que el VSR puede sobrevivir en superficies por periodos de tiempo prolongados .
El año pasado prácticamente no tuvimos casos de bronquiolitis. A nivel país, las estadísticas indican que la circulación del virus fue reemplazada por la de COVID-19. Este año, al restablecerse el movimiento y la circulación pediátrica, es altamente probable que tengamos casos de VSR, influenza y otros virus respiratorios habituales. En este contexto tan particular puede ocurrir que, presentando alguna enfermedad respiratoria como bronquiolitis o neumonía, los niños a su vez se contagien de COVID. Por el momento hay pocos casos de coinfección pero, al aumentar la circulación, posiblemente empecemos a detectarlos.
Gracias a las medidas que se vienen tomando de prevención (uso de barbijo, distanciamiento), es posible que no sean tantos los casos en comparación con otros anteriores. Sin embargo, es fundamental conocer las recomendaciones generales para reducir la exposición al VSR :
* Lavarse las manos con agua y jabón.
* Usar alcohol en gel.
* Mantener al niño alejado de personas que estén enfermas, con resfrío, fiebre y el contacto con objetos contaminados (juguetes, por ejemplo).
* No llevar a los chicos a lugares cerrados con mucha gente.
* Ventilar los ambientes.
* No enviar al niño a la guardería en los primeros meses de vida, de ser posible. En el caso que concurra no deberá asistir mientras dure la enfermedad.
* Evitar el humo, en especial del tabaco que aumenta la posibilidad de enfermar.
* Mantener la lactancia materna en forma prolongada. (Incluso si la madre es COVID positivo).
* Tener el calendario de vacunación completo.
Aunque no existe una vacuna para el VSR, una de las medidas que no debemos olvidar es la protección pasiva, mediante la administración de anticuerpos específicos (denominados científicamente anticuerpos monoclonales), durante la época estacional de circulación del virus. En nuestro país, el Ministerio de Salud de la Nación suministra la protección pasiva a toda la población que lo requiera (bebés prematuros y/o con cardiopatías congénitas), según criterios preestablecidos y, a su vez, la Sociedad Argentina de Pediatría actualiza periódicamente dichos criterios de uso para todos los pacientes. Es importante cumplir con el esquema completo, ya que actúa como un «escudo» para disminuir la incidencia, la internación y las complicaciones inmediatas y mediatas (sibilancias recurrentes, hiperreactividad bronquial y disminución de la funcionalidad respiratoria) en niños de alto riesgo.