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¿Qué hace el cerebro mientras dormimos?


Por Gabriela Gonzalez Alemán, Dra. en Genética del Comportamiento (MN 33343), fundadora de Brainpoints (@brainpoints).

Dormimos casi un tercio de nuestras vidas. Lejos de ser un desperdicio de tiempo, es el momento que el cerebro necesita para recomponer nuestro organismo, restablecer el equilibrio y dejarnos como nuevos para empezar un nuevo día.

Tanto la cantidad de horas como la calidad del sueño son indispensables para una vida saludable. Nuestro cerebro se ocupará de que el reloj biológico controle los ritmos circadianos, generando sueño por las noches y el deseo de actividad durante el día. Para eso, se va a guiar por la temperatura y el color de la luz. A medida que la luz natural se vuelve tenue, el cerebro interpreta que anochece y empieza a invadirnos la somnolencia.

Las luces artificiales, cuando son fuertes, conspiran contra esta habilidad cerebral. Otro tanto lo hacen las luces azules de los diferentes dispositivos tales como los celulares, las tablets y las computadoras. El cerebro interpreta esta luz como si fuera luz solar y detiene la producción de melatonina, la hormona que nos ayudará a sumergirnos en un sueño profundo durante la noche. Indefectiblemente, esto altera la calidad del sueño y disminuye la cantidad de horas que dormimos, restándonos la oportunidad de restaurar al organismo como es debido.

Otras hormonas se liberan o se inhiben durante el sueño y esta actividad va a estar regulada por el cerebro. La hormona antidiurética detiene su producción y protege nuestro sueño evitando interrupciones. La hormona del crecimiento, se segrega durante la noche y su pico máximo de liberación es durante la primera media hora del sueño profundo. De ahí la importancia de que los chicos duerman al menos 8 horas y de que tengan un sueño de buena calidad. La hormona tiroides, también se segrega mientras dormimos, pero no sabemos durante qué fase se produce su liberación.

Durante el día, nuestro cerebro recibe gran cantidad de información que proviene del exterior. Esto hace que nuestras neuronas se aproximen y sus redes trabajen incansablemente. Mientras dormimos, las neuronas se alejan unas de otras y permiten que los fluidos cerebrales laven el espacio entre neuronas y eliminen todos los detritos metabólicos que nos dejó la actividad diurna.

Toda la información que se procesó durante el día, se reorganiza, se asocia, se archiva y se consolida en la memoria durante la noche. Para eso, el cerebro sintetizará y secretará una serie de sustancias durante el período del sueño.

El cerebro se ocupará de que consolidemos los diferentes aprendizajes que nos dejó el día. Liberará espacio en el hipocampo, la estructura cerebral implicada en el aprendizaje, y le permitirá consolidar la información mejorando el recuerdo posterior. Por eso, los estudiantes que preparan exámenes sin dormir, pueden aprobar pero seguramente, no recordarán la información durante mucho tiempo. La consolidación, requiere de un pasaje por el sueño lento que libere la capacidad del hipocampo y archive la información con eficacia.

Algo que facilita el aprendizaje, es la generación de nuevas conexiones entre las neuronas.

Durante la noche, la conectividad se incrementa de tal modo, que el cerebro se vuelve más creativo. Resolver problemas mientras dormimos, comprender de manera novedosa situaciones de la vida cotidiana o darle una vuelta inesperada a algo que nos preocupa, son experiencias comunes a la mayoría de las personas. Esto sucede, porque en la reorganización de información, el cerebro generará nuevas conexiones entre los conceptos y nos llevará a generar ideas que antes no existían.

Esta habilidad asociativa que tiene el cerebro mientras dormimos, es tan abrumadora, que genera nexos lógicos a partir de ideas completamente descabelladas. Selecciona información diurna al azar y asocia conceptos que no se relacionan entre sí produciendo ideas absolutamente innovadoras.

Sabemos que soñamos y que nuestra actividad cerebral está por detrás de los fenómenos oníricos. Durante los sueños, las ondas cerebrales se parecen mucho a las ondas que emite el cerebro durante la actividad diurna. Así, nuestra mente tiene vivencias que parecen reales, pero nuestro cerebro nos protege desconectando la motricidad e impidiéndonos de actuar durante la actividad onírica.

Gracias a que el cerebro continúa funcionando mientras dormimos, los signos vitales permanecen activos, el organismo se recupera del día ya vivido y nuestra mente se prepara para disfrutar del día de mañana.