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¿Qué es y cómo se trata la Sarcopenia?


Relacionada con la pérdida de la masa muscular, esta patología se acentúa aún más en pacientes que superan los 65 años

 

La sarcopenia es un término médico que se utiliza para referirse a la pérdida de la fuerza y de la masa muscular. La palabra proviene del griego, donde ‘sarco’ significa músculo y ‘penia’, pérdida. Es un acontecimiento que tiene lugar sobre todo con el envejecimiento.

Sin embargo, la sarcopenia también puede tener otras causas o acentuarse debido a alguna patología. Se estima que, a partir de los 30 años, todo el sistema muscular va perdiendo progresivamente masa y fuerza. Esta situación se acentúa a partir de los 65 años, aproximadamente.

Esto ocurre de manera más brusca en las mujeres tras la menopausia, mientras que en los hombres es más paulatino. No obstante, en su desarrollo intervienen muchos factores además de la edad.

En primer lugar, existe una importante influencia genética y también del propio desarrollo de cada persona. Además, se sabe que la inactividad física es uno de los mayores agravantes de la sarcopenia. En ocasiones, esta inactividad se debe a situaciones como una inmovilización o una etapa de hospitalización por una enfermedad.

Por otra parte, casi cualquier enfermedad crónica puede desencadenar sarcopenia. Especialmente, si se trata de una patología inflamatoria o cáncer. Los cambios hormonales están también muy relacionados. Por ejemplo, la disminución de testosterona.

Del mismo modo, la disminución de la secreción de insulina o la resistencia a esta parecen asociarse también a sarcopenia. No podemos olvidar que, si existe malnutrición o cualquier enfermedad que conlleve un déficit de nutrientes, la masa muscular se verá afectada.

 

¿Qué síntomas aparecen?

La sarcopenia provoca que la capacidad funcional de una persona disminuya, porque se caracteriza por una fuerte sensación de debilidad. Por ejemplo, se tiende a caminar más despacio y de manera más torpe, con caídas constantes.

Esto provoca que aumente el número de ingresos en el hospital, las fracturas y la necesidad de cirugía. Las personas con sarcopenia suelen perder peso y resistencia física. Poco a poco, estos pacientes sienten más dificultad para respirar ante cualquier esfuerzo.

Además, los científicos han asociado la sarcopenia con un riesgo mayor de sufrir osteoporosis y diabetes. Incluso, se piensa que puede estar en relación con la discapacidad y la mortalidad.

El diagnóstico de la sarcopenia es complejo, ya que cuantificar la masa muscular de una persona es difícil. Lo más frecuente es hacer test físicos que permiten medir la fuerza muscular y el rendimiento físico.

También se emplean pruebas de imagen como la resonancia magnética o la tomografía axial computarizada. Del mismo modo, se suelen hacer análisis de sangre y de orina para medir ciertos parámetros que pueden ser indicativos.

Al tratar la sarcopenia, lo que se pretende es recuperar la movilidad y las capacidades de esa persona. Para ello, es esencial realizar ejercicio físico y mantener una alimentación adecuada, que sea rica en proteínas.

Lo ideal es que el entrenamiento esté enfocado a ejercicios que aumenten la resistencia muscular, ya sea mediante pesas o con el propio peso corporal. Siempre hay que tener en cuenta los límites propios y consultar con un profesional ante cualquier duda.