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Psicóloga Belén Lamia: «Hay que mantener los hábitos que uno tenía antes de la pandemia»


La licenciada dialogó con CLG sobre los cuidados en la salud mental que hay que sostener para afrontar la cuarentena a seis meses de su implementación

Ya parece lejano aquel 20 de marzo cuando Argentina entraba en cuarentena estricta en todo el territorio nacional. Pasaron seis amplios meses donde los momentos que se transitaron fueron diversos. Temor al virus, tiempo para meditar, malestar por un encierro prolongado, comenzar actividades desplazadas, cansancio por las medidas restrictivas, valorizar las relaciones interpersonales, entre tantos otros que fluyeron en estos más de 180 de aislamiento. Esto derivó en un desgaste psicológico que atentó, y atenta, contra la salud mental. Otra de las preocupaciones que aparecen a raíz del coronavirus.

En este contexto aparecen a montones las consultas a psicólogos que se encontraron con diversas crisis potenciadas por la pandemia.

CLG dialogó con la psicóloga Belén Lamia, quien en el comienzo del confinamiento fue noticia por ofrecer sus servicios de manera gratuita para quienes sufrían debido a la emergencia sanitaria. La profesional consideró en primera instancia que la pandemia «es una crisis accidental» porque «nadie estaba preparado para atravesarla ya que ocurrió de manera repentina».

A partir de allí los cambios en los hábitos y la cotidianidad fueron los impulsores de diversos problemas que terminaron en consultas psicológicas.

—¿Cómo afectó la llegada del Covid-19?

Como cualquier crisis siempre representa una amenaza y produce que uno quede en una situación de alerta. Esto tiene un gran impacto por ejemplo en el rendimiento cognitivo de las personas porque toda nuestra atención está puesta en defendernos de esta amenaza que es algo desconocido. Uno no tiene los recursos para sobreponerse y los desarrolla ‘sobre la marcha’.

—¿Cuáles fueron las enfermedades que más se registraron?

—La enfermedad más común que se presenta por esto son los estados de ansiedad. También trastornos del sueño o somáticos (dolores de estómagos sin causa orgánica) son defensas que se activan para defenderse de esta crisis. Además hay mucha fobia social o agorafobia (miedo a estar en espacios cerrados). Además la aparición de depresión, que es un trastorno más complejo y no puede ser centrada por la pandemia sino por eventos previos».

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—¿Existe un agotamiento social?

—A pesar de que aumenta el número de contagios, hay un agotamiento social y a la gente le cuesta mantenerse en el encierro sobre todo en la juventud que piensan que los riesgos no le llegan a ellos, por eso hay que generar conciencia en cuanto al otro.

—¿Y en los niños es diferente?

En cuanto los niños la mayor afección es la modificación de sus hábitos. Pero es en toda la sociedad porque nuestro cerebro está diseñado para interactuar con otras personas, y no hacerlo nos deprime. Es importante buscar la manera para mantener los hábitos que uno mantenía en la plena normalidad. Los niños tienen una capacidad de adaptación mucho más elevada entonces la afectación sea en el cambio de los hábitos y no a los cambios por la pandemia.

Belén Lamia

—¿Qué papel juegan los medios de comunicación?

—Según estudios, las noticias que tienen un contenido altamente emocional se difunde más que una que tiene un contenido informativo, no toda la información apunta a informar sino a captar al público.

—¿La gente se adaptó a la virtualidad en las sesiones?

La gente suele tener resistencia a las videollamadas porque el contacto presencial es una demanda de nuestro cerebro, pero se fue adaptando y la necesidad de sostener los tratamientos hizo que tomen esta vía.

—¿Se incrementaron las consultas?

—Hemos tenido un aumento impresionantes de consultas. Se puede relacionar con que esta crisis hizo que uno detenga su ritmo de vida y se haga más consciente de aquellas cosas que se habían dejado de lado. Prestarle atención a la salud mental es importantísimo y esto fue una oportunidad para que las personas puedan replantearse cosas.