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Prevención, asistencia e inserción: los ejes del trabajo de la Comunidad Padre Misericordioso


CLG dialogó con el padre Fabián Belay sobre algunos de los dispositivos que llevan adelante y los desafíos que les ha presentado la pandemia

La Comunidad Padre Misericordioso es una asociación civil que trabaja desde hace años en la ciudad centrándose en la prevención, asistencia e inserción de personas atravesadas por la problemática del consumo de sustancias o alcohol y en situación de vulnerabilidad. CLG dialogó con el padre Fabián Belay sobre algunos de los dispositivos que llevan adelante y los desafíos que les ha presentado la pandemia.

En primer lugar, el padre explicó las tareas de prevención que realizan en los barrios Ludueña, Tablada, La Lata, San Martín Sur, Las Flores, Tío Rolo, Granada, Las Delicias y Santa Lucía apuntadas a niños y adolescentes. «Los Centros de Niñez funcionan de lunes a viernes para chicos de entre 4 y 14 años. Además, tenemos los Centros de Vida para chicos de entre 15 y 25 años», indicó. En los primeros, el objetivo es acompañar, contener y alojar la vida de los más pequeños a través de actividades recreativas, deportivas, culturales y educativas. En los segundos, se busca generar espacios de encuentro, comunicación y referencia.

«En los barrios, lo más difícil que hemos vivido y el gran desafío que tuvimos fue acompañar y contener a los adolescentes», señaló Belay con preocupación. Y continuó: «Con toda la situación de la no escolaridad y todas las instituciones cerradas fue difícil. Vimos muchos adolescentes captados por el narcomenudeo. La preocupación más grande es cómo volver a generar contención para ellos».

En esa misma línea, analizó: «El vaciamiento que hubo del Estado y de las instituciones en general dejó muy a la deriva a los adolescentes». «Creo que hemos perdido dos años de trabajo social en general. Fue muy fuerte lo que pasó con la no escolaridad y los clubes cerrados. Hay un gran desafío en general de cómo vamos a contener a los adolescentes», reiteró.

Según explicó, al comienzo de la pandemia los espacios de la Comunidad funcionaron como comedores. «Le dábamos de comer a la gente, se abrieron 15 comedores. Se repartían siete mil raciones de comida diarias», recordó. «Cuando empezamos a ver que los adolescentes empezaron a ser captados y quedaron muy al margen, decidimos volver abrir. Más allá de las restricciones, decidimos recuperar las actividades chicos de nuestros barrios terminaban heridos de balas o involucrados en balaceras», contó.

Además de la prevención, realizan importantes trabajos en el área de asistencia. «Tenemos una granja de internación en Cristalería, y otra en Granadero Baigorria. Además, contamos con dos centros de día, uno para varones y otro para mujeres», indicó.

En ese sentido, comentó que «los tratamientos son todos gratuitos». Entonces, reveló que a cada persona que llega «la evalúa un psicólogo y después se ve qué tipo de tratamiento se puede brindar, si es ambulatorio o internación».

La Comunidad Padre Misericordioso cuenta con una casa de medio camino, parte de sus tareas de inserción. «El 90 por ciento de las personas en los tratamientos de rehabilitación son personas en situación de calle, entonces cuando terminaron el proceso y no tienen dónde vivir, se les brinda un espacio hasta que puedan lograr una autonomía laboral, habitacional y demás», declaró.

El cura confesó que «la reinserción es un gran desafío». «Siempre se necesita el compromiso del sector privado en este tema», remarcó, sobre la importancia de abrir las puertas para un puesto de trabajo a las personas que han afrontado largos procesos para salir adelante.

«También tenemos el refugio para personas en situaciones de calle en la iglesia el Buen Pastor», manifestó. Y agregó: «Ahí funciona, a su vez, un centro de día donde las personas en situación de calle puede recibir acompañamiento terapéutico, hacer la escuela secundaria y algunos talleres de capacitación».

Por último, sobre esta problemática, analizó: «Lamentablemente, Rosario hace muchos años que no tiene una política para las personas en situación de calle. Nosotros en el refugio tenemos muchas personas con discapacidades y situaciones crónicas de muchos años en la calle». «Falta una política integral, en todo lo abarca la pobreza. Rosario carece de un trabajo integral con el tema de la marginalidad», concluyó.

Las personas interesadas en conocer más sobre la Comunidad pueden ingresar al sitio oficial o a sus redes sociales. Además, para colaborar pueden contactarlos por esas vías o al teléfono: 440-6670.