La comunidad lucha por ser reconocida como miembro de la sociedad y sigue haciendo frente a la discriminación.
Cada 8 de abril se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano, un día en el que se llevó a cabo el primer Congreso mundial romaní-gitano de 1971 en la ciudad de Londres, Inglaterra. Actualmente, esta comunidad lucha por ser reconocida como miembro de la sociedad y sigue haciendo frente a la discriminación.
Hace 41 años se instituyó la bandera y el himno del pueblo gitano. La bandera verde y azul con una rueda de carreta roja en el centro simbolizan el cielo, el campo y el camino que emprendieron estos nómadas desde la India durante la invasión islámica del siglo IX.
Su himno denominado Gelem, gelem (anduve, anduve) fue compuesto por el músico romaní serbio Žarko Jovanović, cuya letra es a la memoria de los gitanos y gitanas víctimas del nazismo.
En el mundo, esta celebración cada día va adquiriendo más notoriedad, ya que instituciones en España, Grecia, Rumanía y Francia, donde reside principalmente el pueblo gitano, realizaron actos conmemorativos y emitido declaraciones para la reivindicación de los derechos de esta etnia.
La Fundación Secretariado Gitano (FSG) de España publicó un comunicado en el que destacó que la brecha de desigualdad aún persiste en la comunidad y se evidencia en la “pobreza y exclusión social».
«Las tasas de fracaso y abandono escolar son mucho más altas entre el alumnado gitano que en la media española, la tasa de desempleo de la población gitana y el nivel de precariedad en el empleo están muy por encima de los porcentajes medios”, reseñó en su portal web la FSG.
Dicha conmemoración en pleno siglo XXI es una plataforma para enfrentar el antigitanismo, “una forma específica de racismo estructural y sistemática”, explicó la representante de la Asociación de Gitanas Feministas Diversidad Cartagena (AGFD), Carmen Fernández.
Del mismo modo el pueblo gitano, en su esfuerzo de visibilizar el rechazo y la persecución que ha sufrido a la largo de su historia, cuando sus antecesores salieron desde la India hacia el Occidente y recorrieron Afganistán, Irán, Armenia y Turquía, ahora buscan ante el Parlamento Europeo y los Estados miembro de la Unión Europa emprender iniciativas que reparen el daño causado a la dignidad de las personas gitanas.