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Pese a la reapertura, las cervecerías rosarinas siguen en una situación «preocupante»


CLG dialogó con el presidente de la Cámara de Cerveceros de Rosario, quien advirtió sobre la apremiante situación que atraviesan tanto los bares como las fábricas de cerveza artesanal

Tras más de dos meses de cuarentena estricta, el pasado 8 de junio bares y restaurantes pudieron reabrir sus puertas y empezaron a recibir a los comensales rosarinos. Sin embargo, varios locales gastronómicos de la ciudad no lograron sostenerse y aquellos que sí pudieron reabrir no están teniendo la recuperación que esperaban. Dentro de ese rubro se encuentran las cervecerías artesanales que, como tantos otros, están enfrentando una situación muy compleja.

Hace ya varios años que este tipo de locales gastronómicos se instalaron con gran éxito en Rosario y en el país, a tal punto que la gran mayoría de los bares de Pichincha y del Paseo Pellegrini son cervecerías. Sin embargo, pese a su popularidad en la noche rosarina, no le han podido escapar a los efectos económicos y financieros de la pandemia.

La pandemia de coronavirus provocó el cierre de alrededor de 450 cervecerías artesanales y 120 fábricas de cerveza en el país, lo que generó una pérdida de 500 puestos laborales, según datos de la cámara que agrupa a las pequeñas empresas del sector. Si bien muchas de estas compañías lograron reconvertirse, otras no tuvieron tiempo y la caída del consumo por el coronavirus las dejó fuera del negocio.

De acuerdo con informes de la Cámara de Cerveceros Artesanales de la Argentina (CCAA), antes de la llegada del coronavirus había 1.500 emprendimientos, 2.000 marcas y 600 fábricas de cerveza artesanal en el país. Ahora, tras los primeros tres meses de pandemia, cerraron 120 fábricas habilitadas y alrededor de 450 cervecerías y puntos de recarga.

Juan Manuel González, titular de CCAA, explicó que el 92% no estaba preparado para el delivery, por eso, el 40% de las cervecerías ya cerró y puntualizó que «un producto que antes rotaba semanalmente hoy rota cada 65 días, porque la venta cayó a su mínima expresión».

En ese sentido, CLG dialogó con Guillermo Martínez, presidente de la Cámara de Cerveceros de Rosario, quien habló sobre la realidad que atraviesa el sector en la ciudad: «Una cosa son los bares cerveceros y otra las fábricas. Hay varios bares que han cerrado y hay otros muy debilitados que están abiertos viendo que pasa, viendo cómo responde el mercado».

«Una situación similar se da en las fábricas. Aquí en Rosario sólo cerraron un par, pero las que estamos trabajando estamos muy debilitadas. Después de una temporada muy mala como fue la de primavera-verano pasada, el cierre de estos tres meses fue tremendo», aseveró, advirtiendo así que el panorama no es bueno y que pueden darse más cierres en los próximos meses.

El referente local explicó que aún no tienen un número preciso de cuántos bares cerveceros cerraron sus puertas en la ciudad, ya que muchos «eran pequeños e informales», por lo que «es difícil tener datos certeros».

Martínez explicó que durante la cuarentena intentaron reconvertirse para mantener las ventas, pero lo hicieron con poco éxito: «Estuvimos vendiendo nuestro producto enlatándolo, pero con muchas dificultades porque las latas están a precio dólar, pero por lo menos pudimos mover un poco el producto. Las latas se venían vendiendo medianamente, pero ahora estamos en una meseta, se detuvo».

A partir del 8 de junio los bares y restaurantes de la ciudad pudieron reabrir, tras pasar más de dos meses vendiendo sólo con delivery, pero hasta ahora los números no son alentadores: «Actualmente estamos vendiendo un 80% menos que en tiempos normales». Y señaló: «Muchos bares han abierto con muy poca afluencia de público, por lo que el movimiento de cerveza en barriles sigue siendo muy pero muy bajo, es preocupante».

Por otro lado, también se refirió a los programas de asistencia económica que impulsa el gobierno nacional: «Creo que en un gran porcentaje las ayudas estatales no han llegado, conozco muy poca gente que pudo acceder. Las cervecerías son todas empresas muy chicas, no tienen demasiados empleados, entonces no hay muchos sueldos que se hayan podido sacar por el ATP. Con respecto a los créditos, cuando uno pasa por un banco te piden de todo, que el Estado sea garante está en los papeles nada más».

En ese sentido, volvió a alertar sobre la posibilidad de que se den más cierres en los próximos meses: «La perspectiva a corto y mediano plazo no es buena, creo que van a haber muchos cierres, fusiones y reconversiones de varias empresas, porque no creo que se pueda soportar mucho más de esto».

Entonces, Martínes se sumó al pedido que vienen realizando los gastronómicos: extender el horario de cierre de las 23 a las 24. «Es muy importante estirar el horario. Dejaron abrir a los bares al 50% de capacidad y, además, les adelantaron el horario de cerrado. Bares que antes cerraban a las 2 o 3 de la mañana, ahora lo hacen a las 23. El público cervecero sale de noche, no sale antes de las 21.30 o 22, entonces tenés un pequeño tiempo de consumo. Esto a un bar cervecero lo liquida», espetó.

Además, cuestionó algunas sanciones y clausuras que se registraron en los últimos días: «Hay algunas arbitrariedades por parte de los funcionarios de inspección. Se hace un protocolo que indica que se cierra a las 23, pero se necesita al menos una hora o una hora y media para limpiar todo, y a veces han venido inspectores que nos dicen que a las 23.30 tiene que estar todo cerrado, es muy complicado».