Fernando Duclos viaja por el mundo y relata sobre realidades y culturas poco conocidas en Argentina. "Me interesan los lugares raros, esos a los que no va nadie", afirmó a CLG. Conocé su historia
Por Pablo Muñoz / Especial para CLG
Viajar por el mundo y contarlo. “Periodistán” es un proyecto llevado adelante por un periodista argentino Fernando Duclos que, recorriendo destinos poco comunes, logra relatar y contar vía redes sociales y en su propia página web (www.periodistan.com) sobre realidades y culturas que, cuanto menos, son poco conocidas en Argentina. En estos momentos, desde hace siete meses, está realizando la «ruta de la seda», y sus aventuras continúan.
“No haré un blog de viajes. Haré periodismo, contaré historias, intentaré mostrar el devenir de otras latitudes, mediadas por mi cuerpo, mis ilusiones, mis miedos, mis recuerdos y mis representaciones”. Esa ideología describe en su web Duclos sobre el trabajo que quiere mostrar.
CLG dialogó con él para conocer un poco más sobre su proyecto y su persona. En una tarea un tanto complicada, principalmente, por que se encontraba en constante movimiento y las fluctuaciones de la señal o “la zona montañosa de Daguestán”, por ejemplo, interrumpían el trajín.
Fernando nació en Capital Federal el 5 de enero de 1986 y comenzó a introducirse en el mundo del periodismo al terminar el secundario. Se inscribió en Comunicación de la UBA y también en DeporTEA. Igualmente, fascinación por el conocer existió desde siempre, según el mismo afirmó. «Era el típico nerd al que le gustaba leer, contar historias, conocer todo ese tipo de cosas”, reconoció.
Además, relató que a los cuatro años, por ejemplo, era el típico niño prodigio que se sabía todas las banderas y capitales del Mundo, que sin el Internet de hoy buscaba cómo eran los colores de las camisetas de fútbol y las iba dibujando en un cuaderno.
“Soy un apasionado por el mundo en general, creo que eso me llevó a estudiar periodismo”, agregó.
» Si me das a elegir entre ir a París o ir Zimbabwe, elijo ir a Zimbabwe toda la vida «
Si bien este hincha de Huracán (nacido en Parque Patricios, claro), cuenta con un pasaporte plagado de sellos, divide sus destinos entre viajes y “viajes largos”. El primero de los denominados como de esta última forma fue en 2005 cuando con 19 años, casi sin dinero y haciendo mucho dedo, logró recorrer América Latina desde Argentina hasta Nicaragua. Un destino que eligió porque le quedaba relativamente cerca y podía hacerlo de esa forma, con poca plata en los bolsillos.
A la distancia de ese momento, analizó la travesía y aseguró que no la haría del mismo modo: “A los 19 años uno se cree un héroe y que todo lo puede”.
El segundo, habiendo visitado otros destinos entre medio, se desarrolló en 2013 y siendo un tanto más maduro fue desde Somalía hasta Sudáfrica. “Era un destino que siempre me llamó la atención. Me interesan los lugares raros, esos a los que no va nadie”, dijo y para darle aún más sentido a sus palabras agregó: “Si me das a elegir entre ir a París o ir Zimbabwe, elijo ir a Zimbabwe toda la vida. Es un país que no mucha gente conoce, y África en sí llenaba un poco eso. Si tenés que hacer algo novedoso en Francia, tenés que entrevistar al presidente, en cambio el hecho de estar en Burundi te abre otras posibilidades para hacer cosas nuevas. Estar ahí ya te hace una historia”. Tras aquel viaje de ‘tan solo’ nueve meses, publicó el libro “Crónicas africanas”.
Así y todo, Duclos afirmó: “Ni viajo para escribir, ni escribo para viajar. Todo tiene que ver con todo, un poco mezclado”.
Por otro lado, haciendo un repaso por su tercer y actual “viaje largo”, que ya transita su séptimo mes, afirmó que el interés se situó en Asia central, “un lugar donde tampoco nadie va”.
Fernando leyó sobre los destinos del “tan” durante un mucho tiempo y comenzó a tentarse cada vez más. Cuando surgió la posibilidad, no lo dudó y en ese momento comenzó esta tercera gran aventura de poder viajar a conocer lugares como Uzbekistán, Tayikistán o Turkmenistán. Eso sí, partiendo desde Barcelona y con última parada en Beijing.
Lejos de los tiempos donde el heroísmo de la juventud lo hacía viajar inclusive a dedo y sin dinero en sus bolsillos, este exótico periodista contó que realmente y más allá del contenido que pueda llegar a generar “no es algo redituable”, aunque lo haga entre risas.
“No lo es en el corto plazo. Por ejemplo, cuando estuve en África hubo un momento donde pude comenzar a sostener el viaje con ciertas notas que fui vendiendo a algunas revistas o diarios. Por el simple hecho de estar en África”, aclaró. Así y todo, afirmó que no pasa sus días pensando en vender notas y enviando mails respecto a ese tema.
Una cancha de 4 cuadras.
Una pelota de 18 kilos, bendecida por un cura.
Más de 300 personas jugando.
Huesos quebrados.
Probabilidad de muertes.
Sin reglas: vale todo.Desde las montañas de Georgia, un reporte sobre el Lelo Burti, el deporte más salvaje del mundo. pic.twitter.com/4hNZ8hBft3
— Periodistán (@periodistan_) August 2, 2019
A su vez, manifestó que cree que sí puede llegar a ser redituable a largo plazo “como cualquier cosa que se hace bien y con ganas”. Por ello, consideró que no va a ganar dinero durante los viajes, pero toma como referencia la cantidad de seguidores que posee en twitter -los cuales crecen a paso firme- para analizar: “Hay más posibilidad de que aparezcan oportunidades con la cantidad de seguidores que tengo ahora o haciéndome conocido, que sin serlo. Así, ese ser o no conocido se debe claramente al viaje. Es decir, que el viaje genera o generará, a futuro, oportunidades económicas”.
Aseguró, por otro lado, que actualmente no piensa en el desarrollo de un cuarto “viaje largo”, que para que se de uno más adelante se deberán presentar situaciones muy especiales y que el “no ser millonario” incide.
“También sueño con tener una familia. No es tan fácil, aunque cuando uno le agarra la mano es difícil parar. Hoy pienso en este, por Asia Central, y luego veremos qué me depara en la vida”, justificó, dejando en claro que ve el futuro como un gran abanico de posibilidades que analizará en base a cómo se le vayan presentando las situaciones.
¿Cómo es vivir en Medio Oriente?
“La imagen que venden los medios respecto a Medio Oriente es que apenas pisás este suelo tenés que ir constantemente con chaleco antibalas. Pero no es así”, afirmó a la hora de hablar de situaciones particulares en cuanto al riesgo o al peligro. A su vez, agregó que las cosas que ha visto y que ha vivido son las comunes que podrían haberle sucedido también en lugares como Nueva York o Río de Janeiro.
Para ejemplificar un poco su vivencia esgrimió: “Estuve en Somalía, en la frontera con Irak, Siria, en las zonas kurdas de Turquía, en el Cáucaso ruso, Kosovo y no pasó ninguna situación de peligro. De hecho, en Ruanda o Burundi la gente es aún la más amable y están desde el primer momento dispuestos a mostrarle a los turistas que no todo lo que dicen de ellos es cierto”.
» Siempre hay lugar para hacer amistades. Aunque sean pasajeras y que puedan ocurrir reencuentros en otros destinos a raíz de coincidencias en los itinerarios «
A la hora de hablar de las cuestiones diarias, dijo que la alimentación para él no es un problema. Que más allá de que su dieta pueda basarse en algún sándwich que consigue en los supermercados, teniendo en cuenta su presupuesto, las comidas autóctonas tampoco suelen ser cosas de otra dimensión y que más allá de algo más exótico, la mayoría difiere en el condimento para el arroz o en particularidades del pan de cada región. De igual modo, se jactó de tener un estomago fuerte y que, a esta altura, se encuentra “bastante curtido”.
Respecto al agua, algo que inclusive en Argentina le causa problemas a mucha gente cuando viaja dentro del mismo país, aseguró que tampoco tiene problema y volvió a enaltecer, entre risas, la valía de poseer un “estómago de hierro”.
En cuanto a las relaciones que lleva adelante durante su travesía, afirmó que el idioma ya no es tampoco impedimento alguno para él: “Sé hablar inglés, que para Europa Occidental es perfecto, pero a esta altura sirve un poco menos aunque siempre hay alguien que lo hable. Cuando llego a los lugares trato de aprender aprender unas 10 o 20 palabras esenciales del idioma, algo que me cuesta cada vez más porque mi cabeza ya está cansada en ese punto”.
De igual modo, afirmó que lo importante no es saber hablar cada idioma en sí, sino el mostrarle al otro que se está dispuesto a aprenderlo y a conocer. “Si yo se decir una sola palabra en georgiano, por ejemplo gracias, y cuando estoy haciendo dedo una persona frena y lo primero que le digo en georgiano es gracias y luego le aclaro que no se hablar su idioma, ya estoy abriendo otras puertas”.
Además comentó que está muy lejos de aprender a hablar en todos los idiomas y que, probablemente, no logre hablar ninguno, pero reafirma que conociendo las palabras básicas que abren puertas se puede conseguir mucho. A su vez, no le resta importancia al lenguaje de señas y a las aplicaciones que puede tener en su teléfono celular.
Respecto a las relaciones en sí confirmó que “siempre hay lugar para hacer amistades. Aunque sean pasajeras y que puedan ocurrir reencuentros en otros destinos a raíz de coincidencias en los itinerarios. Se conoce mucha gente y se hacen amigos”.
Por otro lado, y con mucha risa cómplice de por medio, dejó entrever que sucede lo mismo con el amor: “Es muy complejo conocer bien a alguien, más estando dos o tres días en cada ciudad y sin entender totalmente el idioma. Tampoco es algo que esté constantemente buscando. Si aparece, bien, y sino tampoco es un objetivo principal”.
En el ránking actual, entre los 100 mejores jugadores de ajedrez del mundo, hay 99 hombres y solamente 1 mujer.
Esto nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿Por qué?
Y van a ver que la respuesta nos termina llevando al Cáucaso.
Más precisamente, a Georgia… pic.twitter.com/o8IGR14IfI— Periodistán (@periodistan_) July 21, 2019
La cultura, eje de cada viaje
La cuestión cultural de cada lugar visitado conforma siempre un cúmulo de cosas que ameritaría un análisis demasiado amplio. Frente a eso, Fernando tiene claro que debe ir adaptándose a absolutamente todo. “Un día estoy haciendo dedo con un camionero iraní, al siguiente estoy durmiendo en la capital de Georgia con tres turistas franceses y al otro estoy cruzando la frontera a Rusia”, ejemplificó para denotar que el adaptarse todo el tiempo es fundamental para poder continuar con el recorrido constantemente.
“Hoy es fácil realmente algo que me pueda sorprender”, resumió.
Duclos no se olvida en ningún momento de su país, y por ello asegura que está al tanto al “100%” de lo que pasa en Argentina. Así y todo, sostiene que todavía no se ha cruzado con argentinos durante esta nueva aventura que ya lleva siete meses.
Sin una guía específica que le indique cuál es el siguiente paso a dar, afirma que solo tiene en su cabeza los lugares a los que le gustaría, quiere y va a ir. Después analizará cómo llegar.