El escritor Arturo Pérez-Reverte aseguró que es tildado de machista porque se opone al lenguaje inclusivo ante lo que dijo que tiene «lectores en 45 países y la vida resuelta» y que no depende «de lo que diga mañana un tuit» porque sus lectores lo conocen «desde hace 35 años».
El autor de «Territorio comanche» hizo estas declaraciones en el marco de las entrevistas que dio por haber recibido ayer en el escenario del Arts Santa Mònica de Barcelona, durante la inauguración de la feria Liber, el premio al fomento de la lectura en medios por el portal digital Zenda, revista literaria que impulsa y cuenta con un millón de lectores mensuales.
La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) concedió este premio a esta web literaria por considerar que es un espacio de difusión de la actualidad de la actividad editorial y literaria.
Antes de subir al escenario, Pérez-Reverte contó a La Vanguardia, que hace cuatro años, cuando fue uno de los fundadores de Zenda, junto a Javier Marías, Juan Eslava Galán y una veintena más de autores españoles e hispanoamericanos, era un escritor «afortunado», al que le «dedicaban páginas en todos los periódicos, pero muchos autores interesantes nunca salen, porque no son de un grupo o de otro».
«Si no tienes amigos, mal. Si eres de izquierdas, sales en El País y en eldiario.es pero no en ABC. Así que me dije: ¿por qué no crear una legión extranjera? Donde salga cualquier tipo que publique y esté bien. Que no seamos tan gilipollas como algunos suplementos (no todos, eh, por citar solo dos ejemplos los de La Vanguardia y ABC todavía prescriben)», observó el autor de «El Club Dumas» y definió a Zenda como «la revista digital literaria más influyente» en la que relató que «trabajan cinco personas, hay más de veinte colaboradores» y en la que ayuda utilizando sus contactos.
El creador del Capitán Alatriste dijo que se encontraba «muy animado» de estar en la capital de Catalunya, ya que señaló que es el lugar en el que más vende de España y aprovechó para hablar de su nueva novela «Línea de fuego» (Alfaguara).
En ese sentido afirmó: «Empezaron a criticar mi libro antes de que saliera: dijeron la barbaridad de que ‘blanquea el franquismo’. Gracias a esos tontos, he vendido 30.000 ejemplares en una semana. Hay muy pocas novelas sobre el frente de combate. Me dicen: ‘¿Y por qué no habla usted de esto otro?’ Oiga, yo hablo de lo que me sale de los cojones. Me dicen: ‘Tiene usted que hablar de las cunetas’. Pero ¿por qué? Ya lo sé, que había cunetas, pero en el frente no, en el frente había fosas comunes de soldados. Murió más gente en el frente combatiendo que en la retaguardia, pero solo hablamos de la retaguardia».
El escritor dijo que, sobre su novela, «algunos estúpidos» que no lo han leído lo llaman «machista» y apuntó: «Tenemos la etiqueta siempre lista para silenciar a al que no es como nosotros, el español no escucha al adversario, quiere que se calle, eso es algo muy peligroso y nos ha llevado a sitios muy oscuros, queremos cerrar la boca al rival, se da hoy mucho también».
Y continuó: «Que mañana venga aquí y se siente en un acto en la universidad Mussolini, que se sienten Himmler, Stalin, el Che Guevara, Fidel Castro… yo quiero oírlos, después, cuando los haya escuchado, los condenaré, les escupiré, les haré un juicio de Nuremberg, les pegaré un tiro o les daré un abrazo. Pero primero déjeme usted oírlos. Oiga, don Adolfo, ¿cómo hizo usted para matar a seis millones de judíos? ¿Quién no querría oír eso? ¿Usted no querría entrevistar a Adolfo Hitler? ¿A Stalin?».
El escritor dijo que hoy estamos en «un proceso de estupidez permanente, que se basa en una incultura enorme y un sectarismo visceral», y finalizó: «¿Sabe de dónde viene lo del machismo? Porque me he opuesto al lenguaje inclusivo. ¿Sabe qué pasa? Tengo una ventaja: tengo 69 años, lectores en 45 países y la vida resuelta. No dependo de lo que diga mañana un tuit, mis lectores me conocen desde hace 35 años».