La mayor merma se notó en el centro, mientras que en los barrios fue más leve. Así lo relató a CLG Gerardo Di Cosco, presidente de la Asociación Industriales Panaderos y Afines
La época que incluye a la Cuaresma, Semana Santa y Pascuas suele ser una de las más esperadas por los panaderos, ya que significan días de muchas ventas. En el marco de una cuarentena, el rendimiento de esta fecha era una incógnita ya que, si bien las panaderías tienen sus puertas abiertas, el movimiento de clientela es mucho menor.
Finalmente, el panorama no fue bueno y las ventas cayeron cerca de un 70% en algunas zonas de Rosario, en comparación con las Pascuas de 2019, que ya de por sí habían mostrado números negativos. Así lo informó a CLG Gerardo Di Cosco, presidente de la Asociación Industriales Panaderos y Afines.
«En estas Pascuas, comparadas con las de 2019, hubo una merma en las ventas de 60 o 70% en el centro y de 30% en los barrios», señaló. Di Cosco explicó el por qué de la diferencia entre una zona y otra: «Generalmente en el centro la gente está de paso y compra directamente ahí, como esta vez se tuvo que quedar en su hogar ha optado por ir a la panadería de barrio».
El referente del sector expresó que se habían preparado para una merma en la actividad, pero fue aún peor de lo que esperaban: «El año pasado fue uno de los peores años de venta en las Pascuas, que suele ser una de las fiestas que más rentabilidad nos deja. Por eso, este año se tuvo mucho miedo. Así mismo, haciendo menos mercadería que el año pasado, sobró igual».
«Por ejemplo, para los 15 días de cuaresma yo fabricaba 1.200 empanadas y este año no llegué ni a la mitad. Con respecto a las roscas fabricaba 500 y este año no sé si llegué a vender 200», detalló.
Con respecto a cómo transitaron las más de tres semanas de cuarentena, Di Cosco señaló: «Somos unos de los sectores exceptuados, estamos fabricando el pan día a día para poder llevarlo a la mesa de los argentinos. De todas formas, hay menos movimiento, la gente lleva lo esencial, que es el pan«.
Ante la falta de ventas, buscaron alternativas: «Hemos implementado una modalidad que es fraccionar la harina que usamos industrialmente, ya que tenemos mejor precio que un supermercado o un almacén, y la gente está respondiendo. Se pasa mucho tiempo en casa y los padres aprovechan para enseñarles a cocinar a sus hijos para entretenerlos, entonces se está llevando mucha harina y levadura. De todas maneras, no es algo que sea rentable para nosotros«.
Por último, el titular de la Asociación Industriales Panaderos y Afines se refirió a los planes de asistencia a pymes del gobierno nacional: «Estamos intentando ingresar en los Repro y en las reducciones de las cargas patronales. Están complicadas todas las pymes argentinas, no sólo la industria panadera. Creemos que hoy endeudarse a una tasa de 24% es algo muy alto, no sé cómo va a continuar esto ni cómo voy a pagarlo. Nuestros empleados entienden la situación, la idea es mantener el plantel de trabajadores y no echar a nadie».