La directora de Contenidos de América reflexionó sobre la historia de la televisión local, su actualidad y sus desafíos con motivo del 70º aniversario de la primera transmisión nacional
Por Martín Olavarría – Télam
La directora de Contenidos de América, Liliana Parodi, consideró que la televisión «va a seguir siendo el medio masivo por excelencia y el más importante», y evaluó que, «en esta última etapa, empieza a compartir liderazgo con las plataformas (digitales de streaming) y eso es parte de la evolución al que el medio trata de aggiornarse para ver con qué contenidos se va a quedar».
En diálogo con Télam, Parodi, la única mujer en la actualidad con ese cargo en un canal de aire argentino, reflexionó sobre la historia de la televisión local, su actualidad y sus desafíos con motivo del 70º aniversario de la primera transmisión nacional, cuya conmemoración es este domingo 17.
—¿Tiene algún valor o significado especial el Día de la Televisión Argentina en tu caso o es una fecha más, sin muchas reflexiones?
—A los días en que se conmemora algo, casi no los tengo en cuenta. Pero la televisión tiene en mi vida máxima importancia: estamos conmemorando el aniversario 70° de la televisión y yo llevo casi 35 años en la industria, por lo que la mitad de los años de TV los pasé trabajando en la tele. Así que, para mí, es muy importante.
—¿Qué tipo de programas extrañás de los que ya no hay?
—Ciclos de ficción argentina y de teatro. Había más programas de humor, de reportajes. En realidad, existen pero quizá en otras plataformas. Antes, lo teníamos todo condensado en los cuatro o cinco canales de aire que habían: los programas infantiles, de deportes, de noticias, de ficción. A medida que se fueron abriendo los canales infantiles, de deportes, de noticias y, en los últimos años, las plataformas con ficciones, la TV fue dejando en otras manos los contenidos que uno los puede seguir viendo en otras plataformas, como un buen reportaje hecho sin minuto a minuto. Es parte de la vida, parte de la evolución y lo que trata la TV es de aggiornarse a esa evolución y ver con qué contenidos se va a quedar.
—¿Cómo es ser programadora de un canal hoy respecto de hace 10 años, que era más o menos el mismo mundo pero sin streaming masivo?
—Era otro mundo, casi como otro siglo. Justo en el cambio de siglo todavía teníamos la televisión comercial fuerte y potente de los ’90 y los 2000. Ya en esta última etapa, empieza a compartir liderazgo con plataformas, pero va a seguir siendo, todavía lo es, el medio masivo por excelencia, el más importante. Por su inmediatez y llegada: podés ver en vivo lo que pasa en cualquier rincón del planeta. El vivo que te da la tele es fantástico, que también tiene para compartir con otras plataformas: cuando fue la final de la Copa América estábamos todos viendo la tele pero cuando el Kun Agüero se puso a transmitir por Instagram, todos nos fuimos ahí a mirar. Compite hasta con los vivos. La TV está… no diría reconstruyéndose, pero sí buscando su camino y tratando de sostener su industria dentro de este mundo de contenidos tan fabuloso que hay hoy en día.
—En la actualidad, el prime time está lleno de programas de preguntas y respuestas, ¿por qué creés que hay un revival de ese género?
—Tiene que ver con las épocas y las necesidades de las audiencias. Vos programás pero, en definitiva, estás tratando de que esas audiencias se sumen a tu proyecto y, si no se suman, vos tenés que seguir a las audiencias. Programás en función de lo que está siendo consumido y exitoso en ese momento, como cualquier producto. Tiene que ver también con el momento social y político; mucho tiene que ver el ánimo de las personas: muchas veces se fascinan viendo programas políticos y otras veces, no. Y vos tenés que ir buceando y encontrando en tu canal lo que le podés ofrecer a tu audiencia.
—¿Hay un cambio de paradigma en la TV, representado quizá en el caso de Marcelo Tinelli, quien experimenta una importante pérdida de audiencia?
—No lo pensaría como un cambio de paradigma. Estamos todos con problemas a la hora del rating. No hay que pensar en una persona, sino en la competencia por contenidos y en la evolución. Porque, en realidad, cualquier actor, conductor o persona al frente de un programa tiene un ciclo, como todo. Entonces, habrá épocas florecientes y después tenés que cambiar para ver qué quiere la gente, pero no creo que eso tenga nombre y apellido. Es lo que nos pasa a todos: desde el programa más chiquito y marginal hasta los más grandes y exitosos; obviamente que siempre van a ser noticia los más grandes, pero es parte de este trabajo. Es distinto en el caso de las ficciones o programas de humor. Si mirás cosas de archivo, ha cambiado bastante la concepción sobre muchos temas y se ha adelantado tanto y tan bien ciertas cosas que serían impensados programas o humor de otros años. Y está bien que así sea; aplaudo la evolución porque es fabulosa y mucho mejor para todos.
—En tu experiencia como televidente, ¿qué productos fueron los mejores de la historia de la TV argentina?
—En mi infancia no había televisor en la casa porque era un elemento de lujo al principio. En la década del ’70 recién entró el televisor a mi casa y había que compartirlo, la familia se sentaba alrededor. Pude llegar a ver los grandes programas como «Sábados circulares», los de Pepe Biondi, «Alta Comedia», «Los Grandes» de Antonio Carrizo, que era de reportajes. Después a las novelas las miraba todas: empezaba con «Papá Corazón» hasta «Malevo», «Rolando Rivas Taxista», «Pobre Diabla». Alberto Migré, Abel Santa Cruz, Nené Cascallar… toda esa gente que hacía teleteatro generaba un momento en el que querías que no te hablara nadie.