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Funcionarán en Quito

Para reducir la contaminación atmosférica, crearon filtros con microalgas


Foto: Anuka

Al año, según estima la Organización Mundial de la Salud unas 7 millones de personas mueren por exposición a partículas finas contenidas en el aire contaminado. Para hacerle frente a la problemática, cientos de ciudades llevan a cabo planes estratégicos y distintas políticas, con el fin de reducir esa contaminación. Dos científicas de Ecuador presentaron un filtro creado con microalgas con el fin de contribuir a ello.

Se trata de Queenny López y Gabriela Samaniego, quienes realizaron una maestría en Biociencias Aplicadas, con mención en Biodescubrimiento en la Escuela Politécnica Nacional en Quito.

«Los biofiltros funcionan como un árbol, porque las microalgas son organismos verdes que realizan fotosíntesis; entonces, absorben el dióxido de carbono (CO2) y producen oxígeno en su lugar», explica López, en una entrevista dada al portal RT.

El bioemprendimiento lleva por nombre Anuka, que en kichwa, una de las lenguas indígenas de Ecuador, quiere decir «alga».

Samaniego explicó que «el 70 % del oxígeno que se produce en el mundo no viene de los árboles, viene de los océanos y, netamente, de las microalgas». Los microorganismos «tienen una capacidad hasta 100 veces mayor que los árboles de absorber el CO2 y transformarlo en oxígeno». Ahí nació la inspiración para fabricar este filtro, «porque no es lo mismo sembrar un millón de árboles, que tener una solución mucho más práctica».

Foto: Anuka

El potencial que las jóvenes vieron en las microalgas también se fortaleció por el hábitat en el que hallaron algunas en en el país.

«Fueron encontradas en un ecosistema extremo del Ecuador, que son aguas termales, donde es difícil que ciertos organismos vivan bajo condiciones de altos contenidos de azufre, altas temperaturas y poca disponibilidad de luz», comentaron.

La idea inicial fue hacer filtros para tubos de escape de los automóviles, pero luego se dieron cuenta que «tenía mucho más impacto hacer biofiltros para colocarlos en la ciudad para absorber el CO2 de un montón de autos y no solo de uno», dijo López.

El filtro es una torre cilíndrica, de 50 centímetros de diámetro y 2 metros de alto, fabricada después de hacer «cálculos bioquímicos» para que las algas se mantengan bien, saludables, porque son seres bastante sensibles; «cálculos mecánicos», relacionados con la resistencia de materiales, la transparencia para recibir la irradiancia; y «cálculos hidrodinámicos», para que la mezcla dentro del filtro sea también uniforme.

La investigadora detalló que la torre tiene en su base una bomba, que absorbe el CO2; de ahí pasa a un filtro físico, que retiene material particulado, óxidos de nitrógeno y azufre y otros microorganismos. El CO2 continúa su camino y, del filtro, pasa a un aspersor, que lo hace burbujear y permite que sea disuelto en la torre que tiene agua, nutrientes y microalgas.

Foto: Anuka

En la parte de arriba, la torre tiene una campana semipermeable, que permite la salida del oxígeno, pero no permite la entrada de aire ni de microorganismos, para evitar contaminación. Dentro de las torres, las microalgas, al igual que en su entorno natural, hacen «meiosis, se dividen, se multiplican», dice López y señala que va a llegar un momento que el entorno donde están creciendo quede saturado.

Samaniego explica, al suceder eso, cosechan parte de los nuevos organismos que se han producido, los cuales se pueden usar para otras cosas, como hacer biopolímeros, tinturas, cosméticos, alimentos con alta concentración de proteínas, entre otros.

Entonces, comentó: «Tenemos como dos impactos: absorción de la concentración de CO2 en el ambiente y, a la vez, tenemos una materia prima para poder hacer otras aplicaciones, a partir del crecimiento de las microalgas».

El primer biofiltro Anuka será instalado en la zona de aparcamiento de un centro comercial de Quito. «Va a estar en un lugar donde hay bastante tránsito de automóviles dentro del parqueadero. La idea con esto, es evitar la dispersión del CO2 y de los materiales particulados, de los óxidos de nitrógeno y de azufre hacia el ambiente y tomarlos en la fuente, antes de que sean liberados», mencionó López.