Análisis

Opinión: «Tiempo de descuento en la renegociación de la deuda»


Por Diego Añaños

Por Diego Añaños

El lunes 31 de mayo se venció el plazo para pagar la deuda de U$S2.485 millones que Argentina mantiene con el Club de París. Sin embargo el país no entró formalmente en default, dado que se abrió un período de gracia que permitirá al gobierno negociar un waiver para seguir negociando la reestructuración de la deuda con el FMI. La prórroga de 60 días se activó automáticamente, y de hecho no un hubo siquiera un comunicado formal por parte del organismo. Ya se cumplieron 2.559 días desde que Axel Kicilof cerrara el acuerdo en 2014. Y dos años pasaron desde el último pago, realizado en mayo de 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri, dejando un rojo pendiente de U$S1.900 millones, con el argumento de que la débil situación de las reservas no le permitían hacer frente a un pago mayor. Claro, si hacemos un poco de memoria, recordaremos que por aquel entonces la gestión de Cambiemos aseguraba que el acuerdo con el FMI había permitido fortalecer las reservas del Banco Central. Parece que no era tan así. Unas semanas antes de que se venciera el plazo estipulado a fines de mayo de 2020 el ministro Martín Guzmán envió una carta al Club de París en la que comunicaba posponer para el 5 de mayo de 2021 el pago de los U$S2.100 millones (los U$S1.900 millones originales más los intereses). Luego, el 7 de abril de 2020 el gobierno argentino envió al organismo una segunda carta con una propuesta para modificar los términos del acuerdo, a la vez que sugería renegociar las fechas de vencimiento y las tasas de interés que se habían pactado.

Es fundamental para el país lograr un acuerdo con los países miembros antes de que finalice el período de 60 días. Si así no fuera, se aplicaría de forma retroactiva la tasa acordada del 9% anual sobre los saldos adeudados, intereses básicos e intereses compensatorios desde mayo de 2014 hasta la fecha de ruptura del acuerdo, lo que incrementaría la deuda en aproximadamente unos U$S2.000 millones. En caso de llegar al 30 de julio sin un guiño por parte del Club de París, el estado argentino debería pagar, lo que significaría un fuerte golpe a las arcas del Banco Central. Guzmán necesita tanto como el aire tender un puente en el tiempo con el organismo, que le permita cerrar la negociación con el FMI, para luego avanzar con la entidad con sede en Francia.

Durante la semana, comenzaron a circular versiones que aseguran que el Ejecutivo y el ala legislativa del gobierno nacional habrían llegado a un acuerdo preliminar que habilitaría la posibilidad de que Martín Guzmán inicie el tramo final de las negociaciones con el FMI. Según trascendió, se estaría muy cerca de lograr un acuerdo final para acompañar las líneas generales de la negociación que encabeza el ministro de Economía. En caso de conseguir consensuar la estrategia, Guzmán podría continuar avanzando en los mismos términos en los que viene trabajando con los cuadros técnicos del organismo. Básicamente, y como ya hemos adelantado en columnas anteriores, se trata de tomar un Facilidades Extendidas a 10 años, con un plazo de gracia que permitiría comenzar a pagar los U$S44.700 millones que el Fondo ya giró a la Argentina 4 años y medio luego de la firma del convenio. Como condición, el país deberá presentar un programa económico que incluya un plan de metas fiscales y monetarias que permitan consolidar un equilibrio sustentable en un período no menor a los tres años.

Una vez que Guzmán tenga el visto bueno, podrá encarar el cierre de las negociaciones en Washington. Esto no sólo abrirá las puertas de un acuerdo con el organismo antes de fin de año, sino que permitiría acelerar la obtención de un waiver por parte el Club de París. La posibilidad de demostrar la apertura de un proceso de negociaciones de buena fe con el Fondo, facilitaría la decisión de los miembros del Club de otorgarle a la Argentina un puente temporal que le permita cerrar un acuerdo razonable con el organismo. Por lo tanto, es esperable que los negociadores no se apuren a obtener el waiver con la entidad con sede en París, de modo de aprovechar al máximo los dos meses que tienen por delante, para luego extender el período de gracia dos o tres meses más (aún no hay certezas de qué es lo que decidirá el Club de París en ese sentido).

El equipo argentino se muestra razonablemente optimista. Dado que los acreedores del Club de París son, en su mayoría, los dueños de los votos en el FMI. Se estima que es poco probable que alguien patee el tablero en medio de las conversaciones, y mucho menos en un marco de negociaciones donde lo que predomina es el espíritu de acuerdo. No está en el ánimo de ninguna potencia global acelerar la caída de la Argentina y, tanto el contexto de la crisis sanitaria global como la corresponsabilidad del Fondo en el otorgamiento de un crédito absolutamente absurdo, parecen ser dos hechos que favorecen la posición negociadora del país.