Análisis
Política y Economía

Opinión: «Sergio Massa le responde a los mercados”


Por Diego Añaños

Por Diego Añaños

El miércoles pasado amanecimos con la noticia de que Sergio Massa haría un importante anuncio que sorprendería a los mercados. Antes de que promediara la mañana, se dio a conocer el mensaje de algo más de cuatro minutos, que había sido grabado en la noche del martes. En el mismo, se anunció que el gobierno argentino iniciaría un proceso de recompra de deuda en dólares por más de U$S1.000 millones, con el objetivo de mejorar el perfil de vencimientos de la deuda externa nominada en moneda extranjera.

El ministro comenzó su breve discurso recordando que asumió su cargo con el desafío de garantizar la normalización macroeconómica de la Argentina, con la premisa de no afectar el crecimiento del PBI, la generación de empleo y el nivel de consumo. Un desafío complejo, dado que debía cumplirse en el marco de un conjunto de medidas acordadas con el Fondo Monetario Internacional que no acompañaban. Las cuatro premisas que vertebraron la gestión fueron: orden fiscal, acumulación de reservas, aumento de las exportaciones y el desarrollo con inclusión. Sólo un pequeña puntualización: le ministro debió decir CRECIMIENTO con inclusión. El desarrollo es claramente otra cosa
Luego destacó que el ejercicio 2022 cerró con cumplimiento en algunos casos y sobrecumplimiento en otros, de las metas fijadas oportunamente (particularmente en lo fiscal y en la acumulación de reservas). Sostuvo que para el 2023 hay algunas proyecciones que han sido modificadas a la baja, específicamente las vinculadas al ingreso de divisas por exportaciones de granos y oleaginosas a causa de la sequía. Pero afirmó que también se espera un menor nivel de gasto en importaciones de energía, en función de la gran apuesta que el gobierno hizo en el gasoducto Néstor Kirchner. En este contexto, dijo el ministro, y dado que orden fiscal y administración de pasivos están íntimamente relacionados, se dispuso llevar adelante esta medida. Una medida que, por cierto, no es una medida aislada, teniendo en cuenta que durante los últimos meses el equipo económico ha estado trabajando en la mejora del perfil de vencimientos de la curva de deuda en pesos de la Argentina. Por lo tanto, y en virtud de una caída de 1000 puntos o más del Riesgo País, Massa consideró que se abre una ventana de oportunidad para el país. El objetivo de la medida es, según el ministro, aprovechar la coyuntura para seguir bajando el Riesgo País, lo cual favorece las posibilidades de las empresas argentinas y del Estado Argentino de acceder al mercado voluntario de capitales. De hecho anunció que esto es sólo un primer paso de un conjunto de otras medidas similares que se irán tomando en un futuro cercano.

A ver, no hay que interpretar demasiado las palabras de Massa. Se acaba de emitir una señal para los mercados. No es un mensaje para el sistema político o para el pueblo argentino. Le habló a los mercados. Se espera que al mejorar el perfil de los vencimientos, se genere un clima de confianza que permita bajar el costo de financiamiento de las empresas y del Estado Argentino a partir de la baja del Riesgo País. El gobierno busca mejorar su calificación financiera porque sabe que este año va a necesitar financiamiento externo, no sólo porque es probable que sea un año de vacas flacas a nivel global, sino y fundamentalmente, porque es un año electoral. También se busca achicar la brecha con los dólares financieros y, eventualmente, domar un poco la corrida del blue. En fin, especulaciones a montones. Incluso muchos se preguntan de dónde obtendrán los dólares para la recompra de bonos, mientras que otros se preguntan si no sería mejor destinar ese dinero a financiar proyectos de inversión o asistencias al consumo. Tampoco queda muy claro si es una decisión unilateral del gobierno argentino o si forma parte de los compromisos tomados con el FMI (lo cual no es del todo descabellado si se toma en cuenta la fecha y la circunstancia en la que los bonos a rescatar fueron emitidos). Es decir, una decisión de corto plazo que sólo resuelve un par de cuestiones de corto plazo, pero que no modifica sustancialmente la realidad económica del país.

Ahora, si algún afiebrado se le ocurrió por ahí comparar esta medida con la decisión de Néstor Kirchner de saldar la totalidad de la deuda con el FMI, le sugiero que deje de delirar. No sólo porque el monto es incomparable. De hecho, y sin meternos en cálculos sofisticados, la cifra en juego para saldar la totalidad de la deuda con el organismo en 2005 fue diez veces superior. Sino, y fundamentalmente, porque en aquel entonces la decisión apuntaba a todo lo opuesto: lejos de responder a los requerimientos de los mercados, el objetivo fue quitarse de encima los condicionamientos del Fondo, que impedían a la Argentina tomar decisiones soberanas acerca del rumbo de su política económica.