Por Enrique Genovar
Por Enrique Genovar
Justo triunfo. Central fue un ganador inobjetable en el Nuevo Gasómetro. Fue superior a su rival, lo eliminó y depende de sí mismo para pasar a octavos de final. Encima volvió a ganar en cancha de San Lorenzo después de 16 años. Emiliano Vecchio, quien volvió en su mejor versión, fue el abanderado de un equipo que se hizo fuerte en un partido importantísimo para el futuro del equipo del Kily en la Copa Sudamericana.
No tuvo que haber sufrido tanto. Tal vez la lo más justo era una victoria mucho más abultada. Sin embargo, a este equipo le cuestan las cosas y estuvo mucho tiempo por debajo en el marcador por ese gol involuntario de Ávila. Central fue más que el Ciclón y más allá de la victoria dejó una imagen muy positiva.
Un triunfo muy importante, por carácter, por llegada y por la personalidad que mostró el equipo ante un rival siempre complicado para el Canalla.
Desde el inicio se vio la intención de Central de ser protagonista y lo fue. Sin embargo, el gol en contra de Ávila puso al local arriba que sin merecerlo se fue al descanso. Pero el equipo del Kily lejos estuvo de amedrentarse ante la injustificada victoria parcial del conjunto de Romagnoli. Y con mucha personalidad llegó al empate y después lo terminó a su favor.
Emiliano Vecchio volvió a demostrar que es el jugador más importante de este plantel. El diez canalla fue amo y señor del partido. Jugó, hizo jugar y metió el gol de la victoria. Una gran noche fue la que tuvo el Canalla en el Nuevo Gasómetro.
Ahora depende de sí mismo para ir a octavos de final y seguir peleando el torneo. Una victoria que le da rédito al cuerpo técnico que de seguir así no solamente le permitirá al Canalla avanzar a la próxima instancia de la Copa Sudamericana, sino que le valdrá la continuidad en el cargo.