Por José Odisio
Por José Odisio
Extraña ver a Newell’s puntero. No por falta de méritos, sino por el mal acostumbramiento generado en muchos años de pobres campañas. Ni los más optimistas podían imaginar un inicio con trece puntos sobre quince, cuatro partidos con valla invicta y Ramiro Sordo como indiscutido goleador.
Había indicios positivos en la Copa de la Liga, pero sin refuerzos y con algunos ausentes por lesiones o expulsiones, imaginar un arranque tan positivo parecía una locura. No lo fue. Sanguinetti supo administrar bien los recursos, se respaldó en la excelente preparación física del plantel y los jugadores creyeron en su propuesta. Simple y efectivo. Sin salirse de la línea de la humildad fuera y dentro de la cancha. Bancó a los pibes y así rescató a Sordo, Sforza, Luciano, Portillo, Balzi y Panchito. Lo que hace poco era un problema, hoy es una solución. Mérito del conductor, sin dudas.
«Recién van cinco fechas». La muletilla de los desconfiados o pesimistas tiene algo de sustento. Falta mucho, muchísimo. Cualquier pronóstico puede ridiculizar al que se arriesgue a decirlo. Pero ganarle con autoridad a Estudiantes en La Plata fue un fuerte mensaje de Newell’s al resto: no va a ser fácil bajarlo.
¿Le alcanzará la nafta? Si los refuerzos se acoplan rápido le darán mayor valor al equipo, en especial en ofensiva. El físico aparenta mantenerse alto y los resultados positivos entregan una confianza que compensa imperfecciones. Esa línea podría garantizar mantenerse en zona alta. De ahí a pelear el título tendrá que ver con detalles. Con pertenecer a ese selecto grupo de candidatos será suficiente.
Consecuencia de este buen inicio, Newell’s también ascendió en la tabla copera. Y hoy está en zona de Libertadores, créase o no. Y este puede ser un objetivo más tangible y real. Y no por eso menos importante.
Falta un montón, es cierto. Pero ya no son muchos los que se animan a presagiar que la Lepra se va a caer. Sanguinetti lo hizo.