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Opinión Leprosa: «Heinze, tómelo o déjelo»


Foto: Juan José García

Por José Odisio

Por José Odisio

La llegada de Gabriel Heinze al Parque genera en los hinchas gran expectativa. Más allá de la capacidad del Gringo, su presencia genera un aura de tranquilidad y esperanza muy parecida a la que hubo allá por 2012 cuando Gerardo Martino asumió en un momento muy complicado. La gente acepta que el entrenador tengas un control total de todo, no discutirá ninguna de sus decisiones, aunque en algunos casos puede no estar de acuerdo. Lo que Heinze decida, será aceptado. La banca es grande, la ilusión también.

Heinze tiene un cheque en blanco. una chance inmejorable de insertarse definitivamente en el pedestal de los máximos ídolos leprosos, esos que se transmiten de generación en generación, con banderas que flamean cada fin de semana en el Coloso. Esos que no se discuten, que se veneran por sus logros, avalados por un sentido de pertenencia que es difícil de explicar.

Heinze es un tipo cerrado con la prensa. No le gusta el contacto periodístico, lo sufre, lo considera innecesario. Se asemeja a la escuela bielsista, haciendo de esta forma un estilo de conducción. Y si bien hay momentos que el personaje supera a la realidad, no hay dudas que el Gringo siente más de lo que actúa. Su zona de confort pasa por el hermetismo de lo que hace, de lo que piensa, de lo que cree. A eso deberá adaptarse Newell’s, porque viene incluido en el paquete.

Como sucede siempre, los resultados mandan. Y este ciclo de Heinze no será la excepción. El Gringo tiene como ventaja que llega con un cheque en blanco de los hinchas. Tendrá una banca importante, se lo cuestionará menos, se lo elogiará más. Aunque esta situación también subió la vara más alto de lo que el momento de Newell’s presume. Ahí está el gran desafío del Gringo, cumplir con el deseo de la gente.

Newell’s afrontará cuatro torneos. Y Heinze siente que debe ser protagonista de todo. Por cuestiones lógicas, la Copa Sudamericana es la mayor tentación, ese torneo internacional relegado que espera por una primera vez. El que lo logre subirá al podio de los ídolos, y Heinze tiene el perfil para hacer el intento.

Que hable más o menos, que discuta con la prensa, que no deje ver las prácticas a los directivos o allegados, que se enoje con las derrotas y defienda a sus jugadores a pesar de todo, que maneje con hermetismo cada movimiento puede resultar antipático. Pero el Gringo no vino al Parque para caer bien, confía en poder hacer historia. A su manera, tómelo o déjelo.