Por José Odisio
Por José Odisio
Newell’s corre, mete, se repone a las adversidades de los partidos. También juega, con una postura ofensiva que surge a partir de un 4-3-3 fiel a su dibujo. Newell’s hace goles, más de lo que se podía suponer, tiene rendimientos personales altos y recuperó a futbolistas bajoneados. También se equivoca, en especial en defensa, por momentos se nubla y deja de jugar, porque está lejos de ser un equipo perfecto.
Newell’s juega e ilusiona. Mantiene con desconfianza a muchos hinchas, que esperan tener una muestra mayor de partidos para volver a creer. Pero abrió expectativas, y ahora ver sus partidos no es un suplicio, un sufrimiento interminable de 90 minutos. Hay actitud, y con eso alcanza para que la gente sienta reciprocidad por su apoyo. Y por momentos, algunos bastante amplios, se luce y entusiasma. Como sucedió con Talleres o Estudiantes.
Newell’s recuperó a Nacho, Lema, Cristaldo, Cacciabue y Julián Fernández, descubrió y potenció al pibe Castro, y espera por Maxi, Pablo Pérez y Belluschi. Y demostró que los refuerzos tenían más juego que chapa previa, incluso un Giani que le costaba hacer pie y con el Pincha fue figura.
Newell’s es otro equipo, y gran parte de ese cambio es responsabilidad de Fernando Gamboa. Y si bien es pronto para dar un veredicto final, con poco alcanza para entender que la elección de Bernardi por ahora es acertada. Lo que no es poco.