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Opinión leprosa: «Cambió la idea, el carácter y la motivación, y se renueva la ilusión»


Por José Odisio

Por José Odisio

«Son los mismos, nada va a cambiar». La frase se escucha a diario en aquellos hinchas leprosos que mantienen su enojo y decepción por un semestre para el olvido. Cuando falta sólo que llegue un zaguero como refuerzo, la primera impresión es que poco cambió. Y entonces, la sensación inmediata es que dentro de la cancha seguirán las decepciones. Aunque no es tan así, y tampoco está errado aquel que se ilusiona con una recuperación de la Lepra en el juego y los resultados.

Nadie puede garantizar nada en el fútbol, pero hay indicios previos de un cambio que alientan a imaginarse en cancha algo mejor a lo expuesto en el ciclo Burgos. No hay que esforzarse tanto para mejorar, la vara está por el piso, pero la llegada de Fernando Gamboa al menos pronostica un clima menos tormentoso.

Podrá salir bien o mal, pero la idea de Gamboa está en la antítesis de lo que proponía Burgos. El Negro quiere un equipo protagonista, que tenga la pelota y que sea ambicioso. Su esquema 4-3-3 ya es un mensaje, y los nombres que ocupan esos números tácticos también. Hay una oferta previa más acorde a la historia leprosa y al paladar del hincha. Obviamente necesitará que los jugadores respondan, que levanten su nivel físico y futbolístico. Pero la diferencia táctica está a la vista. Algo cambió.

¿Faltan refuerzos? Seguramente el hincha pretende cinco o seis más, tal vez la prensa considere que hay dos o tres huecos por llenar, pero Gamboa y Bernardi apuntaron a lo justo y necesario. Demoró la llegada del seis, muy necesario; y no tener disponibles a los dos delanteros que llegaron no es lo ideal. Pero el Negro y Lucas entendieron que en un mercado tan complejo desde lo económico ningún equipo se reforzó fuerte, la mayor apuesta era recuperar a jugadores de jerarquía que estuvieron muy por debajo de su nivel. Nacho Scocco es el mejor ejemplo, Cristaldo, Escobar, Lema y Pablo Pérez son los otros que si levantan, física y anímicamente, pueden ser los mejores refuerzos. Eso se sabrá a partir del sábado.

«Son los mismos», se escucha al pasar. Y no parece una frase errada. Pero habrá diferencias. Más allá de lo táctico y de la propuesta, del último equipo que puso Burgos en cancha, al que dispondrá Gamboa, apenas habrá tres nombres repetidos: Aguerre, Julián Fernández y Lema. La apuesta desesperada del Mono por poner pibes y descartar experimentados cambió con Gamboa. Los juveniles siguen teniendo un lugar, Mansilla, Nico Castro y Sordo son ejemplos, pero la apuesta es a un equipo más equilibrado en edad y experiencia.

Algo cambió. La idea, el carácter del DT, la motivación del plantel están a la vista. Ahora resta saber si lo físico y futbolístico van de la mano para que el cambio sea completo y los resultados sean mejores.