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Opinión: «La Ley Bases pasó el Senado, vuelve a Diputados»


Sesi—n Pœblica Especial en el recinto del Senado de la Naci—n, en Buenos Aires, Argentina, el 13 de diciembre de 2023. Fotos:Luciano Ingaramo /Comunicaci—n Senado

Por Diego Añaños - CLG

Luego de una larga sesión, y sin que mediara ninguna sorpresa, la Cámara de Senadores aprobó en general la Ley Bases, así también como el Paquete Fiscal. Tal y como se sabía desde temprano en el día de ayer, la votación fue un empate en 36 votos, por lo que la definición recayó en la vicepresidenta Victoria Villarruel. Una vez más, y tal como ocurrió en la Cámara de Diputados, el oficialismo tuvo que resignarse a modificar varios capítulos del articulado en pos de obtener los votos necesarios. De ese modo, varios ítems muy relevantes para la gestión, como el RIGI, la moratoria previsional, bienes personales y ganancias, las privatizaciones, las facultades delegadas, el blanqueo y el financiamiento de obras públicas ya iniciadas, sufrieron cambios y el proyecto deberá volver a la Cámara Baja para su final aprobación. Sólo queda por ver si los compromisos asumidos con las fuerzas políticas que acompañaron al proyecto oficial se pueden sostener en Diputados.

Si bien como noticia, la votación en el Congreso se llevó todas las miradas, no fue lo único que sucedió. Esta semana fue el ministro de Economía quien se destacó por sus declaraciones. En primer lugar volvió a asegurar que el gobierno no está analizando bajo ningún aspecto a posibilidad de una devaluación. Sostuvo a la vez que el dispositivo de devaluaciones programadas, o crawling peg, al 2% mensual, continuará funcionando. Sin embargo, no hizo más que agitar más sospechas. Como nos dice la Historia, cada vez que un ministro de Economía tiene que salir a reafirmar constantemente que no se viene una devaluación es porque en los mercados hay ruido. A nadie escapa que la inflación posterior a la devaluación de diciembre ya se tragó la ventaja cambiaria obtenida en ese momento, y las tensiones sobre el dólar aumentan diariamente. Paralelamente, la liquidación de divisas del sector agroexportador está por debajo de las expectativas que se había autogenerado el gobierno, lo que provoca una notable escasez de divisas en la plaza. Claro, ambos fenómenos están íntimamente relacionados. Desde hace al menos un par de meses, Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, viene presionando para conseguir: ya sea una devaluación, una baja sensible de los derechos de exportación, o ambas a la vez. Por ahora el gobierno calla y permanece en su estrategia de sostener la política cambiaria e impositiva, sin prestar atención a los reclamos del sector.

Paralelamente, y en un acto de virtual sincericidio, Caputo sostuvo el martes por la mañana que a partir del jueves mismo se comenzarán las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, para la apertura de un nuevo programa de financiamiento. Lo hizo en el marco de la jornada “El renacer de la libertad en la Argentina y el Mundo”, organizada por la Fundación Libertad y Progreso y el CATO Institute (dos think tanks liberales), que cerrarán el presidente Milei y el empresario Elon Musk. Obviamente, estas declaraciones guardan una evidente ligazón con la cuestión cambiaria. El ministro ya tiene plena conciencia de que los dólares no le alcanzan. No sólo no le alcanzan para sostener el tipo de cambio con una deriva mensual del 2%, tampoco le alcanzan para sostener el normal funcionamiento de la economía en el segundo semestre del año, cuando la expectativa de ingreso de divisas es mucho menor. Los U$S800 millones del giro que debe liberar el Fondo en los próximos días, están atados al programa cerrado con el gobierno anterior, y sólo ingresan como un asiento contable, ya que apenas se registran, vuelve a salir para pagar la deuda al organismo. De más está decir que, además, no le alcanzan para cumplir el sueño libertario de la dolarización. Digo, dolarización sin dólares suena más a delirio que a otra cosa. Ya lo dijo Carlos Melconián: “Si vos me invitás a comer fideos con tuco y yo llego y no tenés fideos ni tuco, digo: me invitaste a no comer o a otra cosa”.

Pero no sólo la nafta cambiaria se le agota al gobierno. Las internas siguen complicando a un presidente que no termina de configurar un equipo confiable. La bala de la corrupción en el Ministerio de Capital Humano caló profundo, no sólo porque evidenció que el supuesto cambio era sólo maquillaje, sino porque implosionó la relación entre Karina Milei y Sandra Pettovello, dos personas a las que Javier Milei aprecia y en las que confía plenamente. Esa brecha abierta en el gabinete, en medio de una crisis económica que parece no tener fondo, y con la política tan enredada, está desestabilizando la gestión. La crisis económica no sólo se evidencia en la caída de la actividad industrial o la caída del consumo que relevan organismos oficiales y consultoras privadas. En este sentido el Banco Mundial dio a conocer su informe de coyuntura (Global Economic Prospects), en el que empeora sensiblemente su pronóstico para la economía argentina de este año. Mientras que en abril había estimado una caída del 2,3%, ahora estableció una proyección de caída del 3,5%, estimación que va en concordancia con el último Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central que ubicó la caída en un 3,8%.

Con la política en crisis y la economía en virtual catástrofe, la gestión libertaria inicia una nueva etapa. Más allá de la situación, hoy Javier Milei festeja su victoria legislativa, sin embargo debería ser prudente. La gran cantidad de concesiones que fueron precisas para conseguir los votos, sumado al estrechísimo margen en la votación más que fortaleza sólo muestra la debilidad de un gobierno que, de ahora en más, no tiene más excusas para cerrar la campaña electoral y comenzar a gestionar.