Por Enrique Genovar
Central jugó mal y perdió de manera justa. Al equipo del Kily le costó desde el comienzo y si bien tuvo dos chances de marcar, el rival le hizo dos y si no fuera por Broun la visita al Nuevo Gasómetro habría tenido un resultado con goleada en contra.
Una derrota muy dura, que lo aleja de la chance de clasificarse dentro de los primeros cuatro y que hipoteca el futuro.
El equipo del Kily jugó mal. Solamente Emiliano Vecchio mostró algo de fútbol y no mucho más. Jugadores con bajo rendimiento que hacen que el funcionamiento colectivo, una idea que no se vio y una derrota merecida ante un rival sin tantas luces.
El empate en la fecha anterior obligaba a Central a sumar de a tres, pero lejos estuvo de poder traerse algo de la cancha de San Lorenzo. Es que el Canalla casi nunca estuvo a la altura y demostró tener la mandíbula frágil; ya que cuando el Ciclón se puso en ventaja el equipo del Kily presentó pocas armas para ir en busca de la igualdad.
Central jugó mal. Las bajas que tuvo se sintieron en demasía y así complicó el futuro en el torneo local. Pero más allá de la derrota lo más preocupante es que dio un paso en falso, un paso para atrás que a esta altura del torneo es fatal para cualquier aspiración de meterse entre los primeros cuatro de la zona.
Las apuestas del entrenador para suplantar las bajas de Sangiovani y Ruben no funcionaron. El juvenil Mateo Tanlongo no estuvo a la altura y Lucas Gamba tuvo un partido para el olvido. A partir de que el técnico no pudo suplir las ausencias, todo se complicó.
Es que más allá de que con los cambios intentó modificar la derrota parcial los que ingresaron no estuvieron a la altura. Para completar el árbitro terminó siendo un protagonista innecesario que al planchar el partido le dio ventaja al local.
Una derrota dolorosa por las formas y por el momento en que llegó. Dar vuelta la página para tratar de modificar el presente depende del DT, ¿podrá?