Por Enrique Genovar
Central enfrenta a Quilmes con el objetivo de avanzar a la próxima ronda de la Copa Argentina. Y por más que el fútbol argentino está parejo no hay dudas de que la diferencia de categoría está y es el Canalla quien la tiene que hacer valer. El equipo de Carlos Tevez jugará con la obligación de pasar a los octavos de final.
Otra vez un compromiso por la Copa Argentina. Este torneo al cual el Canalla lo odió en tres oportunidades, pero en el que finalmente encontró el amor. Cada vez que Central juega por la Copa es imposible no recordar la del 2018, con el Patón Bauza sentado en el banco de relevos y dando una vuelta después de mucho tiempo.
Está claro que las historias son diferentes. Que los protagonistas y las circunstancias son otras. Pero no hay dudas de que Central va como banca y se tiene que hacer cargo de ese mote. No es un apodo que a lo mejor guste, pero es el que da el peso de la historia y la diferencia de categoría.
Para este juego Tevez realizará cinco cambios. Algunos obligados y otros tácticos. La baja de Lautaro Blanco no es un dato menor, es que el lateral es una de las herramientas predilectas para llevar riesgo al arco de enfrente y hoy le faltará. Será interesante el partido para volver a ver a Rodríguez y para observar desde el arranque a Mac Allister y a Ramírez.
Central jugará con dos puntas de área y será todo un desafío esperar a ver como el equipo abastece a los dos tanques. Véliz y el paraguayo necesitan tiempo de entendimiento, pero la lesión de Candia y el hecho de que el goleador en el Clásico con Marinelli como compañero no hayan funcionado ha obligado al técnico a poner dos centrodelanteros.
El Canalla se juega el todo por el todo ante Quilmes por la Copa Argentina, una competencia donde le tocó sufrir una de las injusticias más grande en este último tiempo del fútbol argentino. Pero un torneo que le sentó muy bien en 2018 y que pretende que en esta edición renovar los votos.