Por Enrique Genovar
El ciclo del «Kily» terminó. De antemano se sabía que una derrota en el Clásico iba a provocar su salida y así fue. Es que su ahora ex equipo tuvo su momento en el partido y falló; luego se cayó a pedazos y el gol en contra terminó el partido de antemano más allá del tiempo que faltaba por jugarse.
Fue un ciclo con más sombras que luces. Un proyecto que se inició por necesidad y que terminó de mala manera; aunque como todo proceso dejó algunas cosas positivas son difíciles de ver por los hinchas, pero que sin dudas están y se podrán apreciar en el futuro.
El «Kily» perdió más de lo que ganó. Al comienzo hizo lo que pudo con un equipo plagado de juveniles, pero tuvo errores en la elección de futbolistas. Después perdió con Boca Unidos, aunque ganó con holgura su primer clásico por 3-0, luego cayó contra Huracán cuando tenía que ganar para clasificarse a la Sudamericana, este año perdió ante humildes rivales y cayó ante su Clásico rival.
El final se veía venir. El «Kily» insistió con sus formas y no tuvo capacidad para dar vuelta la historia. ¿Por qué iba a tener un resultado diferente si siempre hacía lo mismo?
Fue un proceso donde le sirvió al club para ahorrar y que le permitió tomar aire. Un proyecto que le sirvió para darle vidriera a algunos de los juveniles, que se hicieron paso y que seguramente le permitirán obtener dinero a las flacas arcas que hoy tiene el Canalla.
Se terminó el ciclo de un entrenador que es hincha del club y que muchas veces esa condición le jugó en contra. Pero un técnico que no supo encontrar un equipo sólido y que más allá de que en algún momento la intención de ir al frente ilusionó a algunos hinchas, nunca se pudo meter en el simpatizante.