Por Enrique Genovar
Por Enrique Genovar
Aún es muy pronto. El paso del tiempo le permitirá a los hinchas ganar en perspectiva. Es que el fenómeno aún es muy reciente. Todavía está ahí. Pero los días, meses y años que vendrán lo pondrán en un lugar que solamente ocupan los privilegiados. Esos jugadores que hicieron las cosas mejor que el resto, que a fuerza de goles (como en este caso) y de buen comportamiento, se metieron como nadie en el corazón de los hinchas. Marco Ruben ya no estará más en el campo de juego, pero permanecerá para siempre en la historia grande de Central.
Ni el mismo jugador imaginó alguna vez lo que logró. Pero las cosas fueron pasando y se dio, porque el 9 hizo las cosas bien, tan bien que cuando se dio cuenta lo que podía lograr ya lo había conseguido: convertirse en goleador histórico del club.
Ruben quedó en la historia. Para todos los canallas será el goleador eterno y para un grupo grande de simpatizantes será también un ídolo.
Ruben es tan grande que él dejó al fútbol, porque el fútbol no lo dejó como hace con tantos otros. Él eligió despedirse. El goleador se fue vigente, es que todavía le quedaban redes por romper; sin embargo decidió terminar. Tal vez sepa que nunca nadie logrará romper su récord o simplemente se fue.
A los jugadores hay que dejarlos ir. Y más a esta clase de futbolistas que solamente se van del campo de juego, pero quedan para siempre.
El paso del tiempo lo pondrá a Ruben en un pedestal mucho más alto del que hoy tiene. Con el correr de los años, esos hinchas que hoy sufren por el jugador que ya no verán se darán cuenta de lo privilegiado que fueron por haber visto a semejante goleador.