En su último informe, la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC) informó que la trata de personas alcanza dimensiones «espantosas» en zonas de conflicto, donde los grupos armados no dudan en usar a niños como soldados y secuestrar a mujeres para entregárselas a los combatientes como esclavas sexuales.
El director ejecutivo de dicha agencia, Yury Fedotov, advirtió que «la trata está conectada con la mayoría de los conflictos armados», habida cuenta de que «en situaciones caracterizadas por la violencia, la brutalidad y la coacción, los traficantes pueden operar con todavía mayor impunidad».
El Informe Global sobre Trata de Personas, elaborado a partir de 24.000 casos documentados entre 2014 y 2016 en 142 países, no ofrece datos sobre el número de víctimas totales en zonas de guerra, pero esboza un escenario preocupante en el que se demuestra que las milicias se aprovechan de situaciones de vulnerabilidad, según Europapress.
La explotación sexual sigue siendo el delito más frecuente, con un 59 por ciento de los casos, mientras que las mujeres y las niñas representan el 70 por ciento de las víctimas totales de trata -y su número va en aumento-. Los hombres, son en su mayoría víctimas de trabajos forzados.
También entre las personas que son detenidas y juzgadas por participar en la trata hay una mayoría de mujeres, en concreto un 58 por ciento. En Honduras, por ejemplo, las autoridades sentenciaron a más del doble de mujeres que de hombres.
Por regiones, Centroamérica y el Caribe es la zona más afectada, si bien la ONU advirtió que las cifras detectadas son solo la punta del iceberg, ya que muchas de las víctimas no son detectadas y no todos los países cuentan con los mecanismos adecuados para perseguir este delito.