Isabel Johanning, quien dirige en Guinea Bissau el hogar de niños donde vivieron los mellizos adoptados por una pareja argentina que ahora los abandonó, aseguró que "nunca había pasado algo así"
La odontóloga y misionera costarricense que dirige en Guinea Bissau, el hogar de niños donde vivieron los mellizos de seis años adoptados por una pareja argentina que ahora los abandonó, aseguró que «nunca nos había pasado algo así» y que no es posible recibirlos de nuevo porque «ellos ahora son los padres y los encargados, y, si no los quieren, deben darlos en adopción a otra familia».
Isabel Johanning, quien lleva más de 20 años dirigiendo la institución Casa Emanuel que alberga a chicos en situación de adoptabilidad, afirmó además que «la documentación estaba en orden», que el trámite judicial se hizo en regla y «todo parecía normal», incluso en el seguimiento posterior.
«Yo he llorado mucho, porque para mí es un golpe muy bajo, es la primera vez que nos pasa», dijo en declaraciones a la canal de noticias TN.
«Uno no puede saber nunca completamente cómo son las personas, las personas pueden cambiar en cualquier momentos y esto es una enseñanza para todos los papás en la Argentina y en todos lados», agregó.
No obstante, negó que exista la posibilidad de que los niños sean recibidos de nuevo en el hogar donde crecieron.
«Ellos son los padres y son los encargados; si no los quieren, deben darlos en adopción a otra familia y tiene que intervenir la justicia argentina», dijo.
La mujer contó que todo comenzó con una «carta de intención de adopción» que la pareja de argentinos, que ya tenía una hija biológica, envío a Casa Emanuel.
«Ellos cumplían con los requisitos de ser una pareja consolidada de muchos años y tener más de 30 años de edad. Por eso los mandamos con nuestros representante en la Argentina», contó.
Allí se inició un proceso «que demora mucho tiempo» y que incluyó «entrevistas psicológicas».
«Una vez que se certifica que son aptos, nos envían la información a nosotros y nosotros escogemos los niños. En realidad escogemos siempre una familia para un niño, no un niño para una familia», dijo.
Johanning aseguró que, antes de eso, habían certificado que «toda la documentación estaba todo en orden», tanto la que venía de la Argentina como la propia, «y todo eso se reunió para entrar con el abogado al tribunal».
Tras la adopción y el viaje de la familia para radicarse en la Argentina en agosto de 2019; una representante del hogar se encargó de hacer el seguimiento por «videollamadas».
«Ellos tenían que mandar fotografías y cuando les preguntábamos cómo estaban decían que bien, que los chiquitos eran hiperactivos pero nunca me dijeron que no podían con ellos. Y, cuando les dijeron que tenían problemas, la representante les recomendó ayuda profesional, pero yo me enteré de eso después», dijo.
La mujer fue enfática en asegurar que los padres biológicos de los niños «no los abandonaron».
«La madre murió en el parto y el padre no tenía las condiciones para comprarles la leche que es super carísima y su familia muy pobre; por eso los trajo con nosotros», dijo.
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