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Nueva Zelanda no aplana la curva de contagios, la aplasta: ¿cómo lo hace?


La primera ministra Jacinda Ardern anunció "la restricción más estricta a los movimientos en Nueva Zelanda en la historia moderna".

Han pasado dos semanas desde que Nueva Zelanda recomendó a sus habitantes quedarse en casa y evitar actividades como ir a la playa o hacer deportes al aire libre. Ninguna es una actividad esencial. También se ha dicho que se debe tener especial cuidado en no entorpecer la vía de recursos para los servicios de emergencia.

La gente ha procurado hacer sus caminatas y viajes en bicicleta únicamente en sus respectivos vecindarios. También se han mantenido a 6 pies de distancia mientras uno por uno van hacer las compras al supermercado.

Pasaron sólo 10 días para encontrar señales de que estas medidas han sido efectivas. El número de casos nuevos ha disminuido en dos días consecutivos, a pesar del gran aumento de pruebas, con 54 nuevos reportados hasta este martes.

“Las señales son prometedoras”, dijo Ashley Bloomfield, directora general de salud.
Estos resultados rápidos han motivado peticiones para aminorar las restricciones de encierro, al menos un poco, pues en cuatro días se celebran las vacaciones de semana santa. Sin embargo, la primera ministra, Jacinda Ardern, se ha mantenido firme en que Nueva Zelanda debe completar sus cuatro semanas de encierro: dos ciclos completos de incubación de 14 días.

¿Cómo le hizo Nueva Zelanda para controlar el brote tan rápido?

Con la estrategia de mitigación, que se aplicado en países como Estados Unidos, las medidas de apoyo y restricciones aumentan a medida que avanza la epidemia para «aplanar la curva», explican los especialistas liderados por Baker.

Por el contrario, la estrategia de «eliminación» de la curva «invierte en parte el orden al introducir medidas fuertes al comienzo» de la emergencia para evitar la introducción del virus.

«Este enfoque tiene fuerte atención en el control fronterizo (…) y enfatiza el aislamiento de casos y la cuarentena de contactos para ‘eliminar’ las cadenas de transmisión», señalan.

Aunque sí se ha seguido en otros países, los expertos señalan cinco claves que no deben fallar para que tenga buenos resultados:

1 Controles fronterizos con aislamiento de viajeros efectivo;

2 detección rápida a través de pruebas generalizadas,

3 aislamientos y rastreo de contactos;

4 promoción intensa de la higiene y cumplimiento estricto del distanciamiento social;

5 una estrategia efectiva de comunicación para la población.

«Los intentos de enfoque de eliminación reemplazan cada vez más la mitigación a medida que la pandemia abrume los sistemas de salud», pronostican los especialistas.

¿Qué hizo Nueva Zelanda?

Nueva Zelanda comenzó con la puesta en cuarentena de todos los viajeros que llegaban del extranjero el 15 de marzo. Tan solo cuatro días después, la política aumentó al cierre de fronteras.

Para el 23 de marzo, la primera ministra anunció «la restricción más estricta a los movimientos en Nueva Zelanda en la historia moderna» al avanzar al nivel 4 de su plan de contingencia, que dura cuatro semanas.

Nadie puede salir de casa, excepto a comprar víveres o medicinas, o hacer ejercicio en los alrededores del hogar. Solo se permite el contacto en la «burbuja» del hogar y las autoridades constantemente informan cómo salir de forma segura.

Los empleados de servicios esenciales son los únicos que pueden estar en las calles.

«Ir fuerte y a tiempo le dio al gobierno y al sector de la salud tiempo para prepararse para lo peor, incluida la instalación de estaciones de prueba y tratamiento hospitalario», le dice a BBC Mundo la profesora Ella Henry, de la Universidad Tecnológica de Auckland (Nueva Zelanda).