La historia de Gisela Pavé Glerean lleva 10 años siendo voluntaria en el Hospital de Niños "Víctor J. Vilela" y ahora se sumó a otro nosocomio público de la ciudad
Por Sofía Dalonse – EQC Noticias y CLG Noticias
Hace algunas semanas se llevó a cabo la presentación oficial del nuevo servicio del Voluntariado del Hospital Roque Sáenz Peña. Si bien este espacio fue creado hace mucho tiempo, quedó frenado durante la pandemia y un grupo de mujeres comprometidas se encargó de reactivarlo y ampliar la tarea solidaria.
Gisela Pavé Glerean es una de ellas. Observadora, inquieta, natural, creativa, sensible y empática; desempeña este rol hace más de 10 años en el Hospital de Niños «Víctor J. Vilela” y pretende volcar toda esa experiencia a este proyecto solidario.
«Trabajar en el voluntariado del Roque Sáenz Peña significa un crecimiento personal y profesional, completa un recorrido de trabajo de mucho tiempo en el área de la infancia, en voluntariados como el Víctor J. Vilela al que pertenezco hace13 años».
La jornada de presentación se realizó el 22 de diciembre, anticipando la Navidad. Fue un momento muy emotivo donde se realizó un corte de cinta simbólico. También, estuvo Papa Noel repartiendo numeritos para un sorteo de juguetes.
Si bien se convocó a diversos referentes políticos de la ciudad, sólo el Secretario de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario, Leonardo Caruana, asistió al evento.
«Fue una mañana hermosa, todo la gente del hospital nos acompañó; se mostraron contentos y agradecidos con nuestra llegada. Todo está marchando muy bien», dijo.
La presencia de Gisela en el voluntariado es sustancial así como lo es dicha actividad en su vida. Según señaló la voluntaria, encuentra en la tarea un aprendizaje constante y una fortaleza increíble: «Siento que me completó como persona y cada día es una nueva experiencia para seguir desarrollándome. La tarea en el Roque me permitió entender que se puede luchar, mi trabajo en el área de Neo es abrazar la vida desde el primer momento que un niño abre los ojos».
Y profundizó: «Sentía que me faltaba completar mi acción en Neonatología, con bebés prematuros; lo cual me puso en contacto con la fragilidad humana y al mismo tiempo con la fortaleza. Es ser testigos de esa pulsión de vida que todos llevamos dentro».
Según detalló, la iniciativa que llevan adelante las «Mujeres de Rosa» comenzó hace dos meses: «Nos estamos iniciando como grupo en un hospital totalmente diferente, con otra población de edad; pero a todas nos moviliza esto de poder llevar ese amor de forma altruista, sin pedir nada cambio en pos del bienestar del bebé y sus madres que pasan también mucho tiempo internadas y nosotras podamos sustituir en su función mientras tengan que hacer sus estudios médicos, trámites, etc.»
Asimismo, explicó que los bebés prematuros son los más vulnerables y buscan brindarles una atención y cuidado especial: «El calor humano es sustancial para que puedan sobrevivir. Nosotras buscamos favorecer su desarrollo y futura alta brindando la contención que necesita para salir adelante».
Y añadió: «Entender que el contacto con el bebé, alzarlo, darle calor, susurrarle, cantarle; va a favorecer su desarrollo, no solo a nivel físico sino también emocional, y va a tener un impacto en el crecimiento y la recuperación mientras estén transitando la internación».
Contó, además, que continúa utilizando la música como herramienta de acompañamiento, obviamente adaptada a niños prematuros: «Es una aliada que ayuda muchísimo en la recuperación», expresó.
Por otra parte, indicó que están trabajando en la realización y perfeccionamiento de distintos talleres como pintura, arte y música. Allí las madres pueden canalizar la tensión, estrés y ansiedades que implica estar tanto tiempo internadas.
Al referirse a las particularidades del ámbito en que accionan, detalló: «No es fácil trabajar en un área tan frágil y complicada. Son pequeños héroes que afrontan grandes batallas y esto es lo que me enseñó trabajar en este lugar, a diferencia del Vilela, donde son otras las complicaciones. Acá es donde más se observa la pulsión de vida que es lo que nos mantiene vivos más allá de los obstáculos, el querer salir adelante».
Finalmente, destacó la decisión de ser voluntario y el trabajo en equipo: «El voluntario resigna muchas cosas personales. No hay nada más fuerte en el mundo que el corazón de un voluntario, pero esa fortaleza no viene sola te la da el estar tanto tiempo en contacto con la vulnerabilidad humana, el dolor, la tristeza. Si no te volvés más humano, más empático y más consciente de la fragilidad de la vida, no podés llevar a cabo este trabajo».
Y concluyó: «Es un trabajo en equipo muy lindo y todo el servicio de Neo del Roque es increíble, donde el amor está por sobre todas las otras cuestiones. Ser una marca en los primeros meses de vida de una persona es algo que no te lo borrás más».