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Muerte de Maradona: realizan peritaje para saber si falsificaron su firma


Investigan si el médico Leopoldo Luque lo hizo para obtener su historia clínica

Expertos de la Asesoría Pericial de San Isidro realizaron este martes un peritaje caligráfico para determinar si el médico Leopoldo Luque falsificó la firma de Diego Armando Maradona con el fin de obtener la historia clínica del «Diez» antes de que éste muriera el 25 de noviembre pasado, informaron hoy fuentes de la investigación.

El estudio fue realizado hoy en la sede de la asesoría pericial en la calle Moreno y Tres de Febrero, en ese partido del norte del conurbano, y el informe con el resultado final podría demorar entre cinco días y una semana.

Los peritos oficiales recibieron en las últimas horas la firma de Diego Maradona que consta en los legajos de la Policía Federal y fue la que utilizaron como muestra original para comparar la que figura en un pedido de historia clínica a su nombre que fue presentado ante la Clínica Olivos el 1 de septiembre del año pasado.

También se analizaron otras dos hojas que fueron secuestradas en la casa del médico Luque durante un allanamiento realizado el 29 de noviembre último: una de ellas, es una copia del pedido de la historia clínica pero con la diferencia de que había varias firmas, y en la restante había una firma escaneada que sería la original y alrededor tenía varios garabatos con firmas similares a las del Diez.

La sospecha de los investigadores es que la firma que figura en el pedido de la historia médica presentado ante la Clínica Olivos, en la que estuvo internado Maradona y fue sometido a una neurocirugía, no fue realizada por el astro futbolístico.

En caso de que el resultado del peritaje determine que la firma es falsa, el neurocirujano Luque podría ser imputado del delito de «uso de documento privado adulterado».

Se trata de una investigación paralela a la que el equipo de fiscales creado por decisión del fiscal general de San Isidro, John Broyad, y constituido por él y por Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra, intenta determinar las circunstancias de la muerte del exfutbolista y tiene en la mira tanto al neurocirujano Luque como a la psiquiatra Agustina Cosachov.

Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre pasado al mediodía, en una casa que su familia había alquilado en el barrio privado San Andrés, de Tigre, a dos semanas de su externación de la Clínica Olivos, donde había sido sometido a una neurocirugía por un hematoma subdural en el cerebro.

La autopsia determinó que murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».

De acuerdo con los resultados de los estudios toxicológicos realizados, Maradona no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo aunque sí detectaron psicofármacos.

Algunos de los psicofármacos encontrados son «arritmogénicos», es decir que producen arritmia, algo que ahora los peritos y los fiscales deberán analizar para ver si eran convenientes para un paciente con una cardiopatía crónica como la que padecía el ex DT de Gimnasia.

Los investigadores aguardan para los próximos días el último de los informes complementarios de la autopsia, con el cual completarían todos los estudios solicitados y les permitiría convocar a la Junta Médica que analizará la historia clínica de Maradona.

Los fiscales confían en que esa Junta Médica podría comenzar a analizar la documentación aportada por todos los peritos forenses para la segunda quincena de febrero.

Además, los investigadores recibirán en la semana próxima el informe final del análisis de todos los teléfonos y dispositivos electrónicos secuestrados en los allanamientos realizados a los domicilios y los consultorios tanto de Cosachov como de Luque.

La semana pasada, los peritos en comunicación lograron acceder a la información de los dos teléfonos celulares secuestrados a la psiquiatra, un Iphone 6 Plus y otro de la misma marca, modelo SE, los cuales habían sido secuestrados en la casa de Cosachov el 1 de diciembre pasado, en el barrio porteño de Palermo, y que ya habían intentado analizar sin éxito en diciembre pasado.