La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció este miércoles la peligrosa situación que padecen los miles de emigrantes centroamericanos que quedaron varados en México en su viaje hacia Estados Unidos, que según la ONG están expuestos a graves problemas de salud mental y a un mayor grado de violencia a causa de grupos armados.
“De cada 10 pacientes atendidos por nuestros equipos, nueve han sufrido algún tipo de tortura psicológica o física”, subrayó el coordinador general de MSF en México, Sergio Macín, citado por las agencias de noticias Europa Press y DPA.
Muchos de los que se encuentran en Tijuana, en la frontera con Estados Unidos y donde MSF tiene desde noviembre un equipo de emergencia para atender sus necesidades médicas, llegaron con las caravanas en los últimos meses de 2018, pero “los emigrantes continúan llegando a la frontera”, subrayó Macín, quien también es psicólogo de la ONG.
Precisó que “llegan personas que han sido deportadas y otras que esperan la resolución de sus peticiones de asilo”
Todos ellos “en vista de las actuales restricciones y el aumento de seguridad en la frontera, se encuentran atrapados en México en condiciones precarias y en riesgo de ser víctimas de las bandas y el crimen que operan en la zona”, agregó.
La organización no gubernamental (ONG) denunció también que las condiciones en los centros de acogida y asentamientos en los que se encuentran los emigrantes “no son adecuadas” ya que hay falta de agua y de letrinas, y eso provocó problemas de higiene y de salud, principalmente infecciones de las vías respiratorias altas, cuadros diarreicos y enfermedades crónicas, como diabetes e hipertensión, entre otras. Además, el personal de MSF también detectó casos de violencia sexual a las mujeres.
Según explicó la ONG, la violencia sexual es un problema en México, donde las bandas criminales que se dedican a la trata de personas y a la explotación sexual suelen tener a la población emigrante, “que no es visible y por tanto es doblemente vulnerable”, como uno de sus objetivos.
MSF denunció que “las acciones represivas y las restricciones en la concesión de asilo no hacen otra cosa que exponer aún más a estas personas que huyen de la pobreza y la violencia a las amenazas que enfrentan en México, a recurrir a rutas clandestinas y a caer en manos de traficantes de personas” lo que pone en riesgo sus vidas.