Opinión

Por Diego Añaños

Morir o renacer, pero con las botas puestas


 

Por Diego Añaños

Semana rara. Semana donde lo previsible y lo inconcebible se sucedieron con la velocidad de un Fórmula 1. Sin dudas que lo previsible era la renuncia de Nicolás Dujovne. Veníamos diciendo desde hace un tiempo lo difícil que se hacía definir claramente cuáles eran las funciones del ministro. Padre de todos los fracasos posibles, atado de pies y manos para hacer política económica por el acuerdo con el FMI, el ex columnista de TN, no pudo salir de la encerrona y optó por retirarse de la escena (no sin antes embolsar enormes ganancias fruto de la especulación financiera que propició). Nunca trajo su dinero del exterior, una muestra clara de que ni siquiera él confiaba en lo que estaba haciendo.

Todas las expectativas se centraron, entonces, en la asunción de Jorge Roberto Hernán Lacunza. Y aquí surge lo inconcebible, ya que el mensaje fue básicamente: “Vamos a seguir haciendo lo mismo”.

Tanto los anuncios del nuevo ministro de Hacienda, como del presidente del BCRA se caracterizaron por la confirmación del rumbo de la gestión de Cambiemos. En sendas conferencias de prensa insólitas, ambos funcionarios hablaron, pero no dijeron nada. Ni un anuncio, ni una medida. Nada. El único objetivo, sostuvieron ambos funcionarios, sigue siendo la estabilidad cambiaria, y será la prioridad de los equipos económicos del presidente Macri en lo que le queda de mandato. Llama la atención de que a ambos el nivel del tipo de cambio les parece bien, cuando dos semanas les parecía bien $46, detalles.

Según Lacunza, el equipo económico se centrará en la estabilización de las variables macro para llevar tranquilidad a la gente, apelando siempre a la responsabilidad. De más está decir que los argentinos tenemos una historia, y sabemos perfectamente que cuando se apela a la responsabilidad, lo que se viene es más ajuste. De hecho, aún si el ministro alcanzara a “estabilizar” las variables macro en los meses que le quedan de gestión a Cambiemos, sería un profundo fracaso: el pueblo argentino no necesita que las variables se estabilicen, necesita que mejoren. No parece estar en el radar del sucesor de Dujovne mejorar la situación.

Lacunza no asume en circunstancias ideales. El viernes 16 de agosto se conocía que la calificadora de riesgo Fitch le bajó la calificación a la deuda argentina y la ubicó en la misma categoría que Zambia y el Congo (bonos basura), debido al fuerte deterioro de las condiciones macroeconómicas y al riesgo de un default o una reestructuración de deuda. No fueron mejores las cosas para la Argentina en los mercados financieros durante el día no laborable con fines turísticos.

Las acciones y los bonos cayeron en el exterior, mientras que el Riesgo País volvió a ubicarse muy cerca de los 2.000 puntos básicos. En ese contexto se anuncia la llegada de la misión del FMI para auditar las cuentas públicas, dado que restan aún dos tramos del crédito, uno de U$S5.400 en septiembre, y otro de alrededor de U$S1.000 en diciembre. No parece ser momento ideal para una visita, más teniendo en cuenta que las medidas paliativas anunciadas por el presidente Macri ponen en duda el cumplimiento de las metas fiscales y monetarias acordadas con el organismo. Sin embargo, daría toda la impresión de que el Fondo hará la vista gorda por enésima vez, y se dispondrá el envío del dinero.

Siguiendo con los hechos de ésta semana, y en consonancia con la epistemología climatológica inaugurada por Mauricio Macri, podemos decir que se avecina una tormenta polítca. Tanto los gobernadores como los senadores nacionales están en pie de guerra. El mensaje fue claro: “No vamos a pagar la compra de votos de Macri con recursos de las provincias”. En una acción que tuvo un consenso desconocido en los últimos años, todos los gobernadores peronistas (incluso el elusivo Schiaretti envió a su Ministro de Hacienda), más los que gobiernan en representación de fuerzas políticas provinciales, se reunieron en el Concejo Federal de inversiones para plasmar en un documento, su malestar por las medidas de alivio anunciadas por el Gobierno. Si bien se mostraron de acuerdo con la orientación, sostuvieron que las mismas se decidieron de manera “inconsulta y unilateral”, desconociendo la Ley de Presupuesto aprobada por el Congreso y el Pacto fiscal firmado con las provincias. Estiman la poda de recursos en $51.000.

El documento sostiene que la Nación no puede disponer de los dineros que son de las provincias, poniendo sobre ellas el costo fiscal de las medidas. Sobre el final, exigen las compensaciones financieras correspondientes, a la vez que abren la puerta para la presentación de un amparo judicial. El gobernador Urtubey, que ofició de vocero de la reunión, sostuvo que la decisión del gobierno nacional: “Es inconstitucional, porque se apropian de fondos que no les corresponden. O hay una compensación, o vamos a la Justicia. Los recursos provinciales son de las provincias”. Río Negro y Chubut, que participaron de la reunión, y luego de la reunión del gobierno con las provincias petroleras, asistieron a la Corte Suprema para frenar el decreto que fija el precio del crudo y del barril, cuyo objetivo es congelar el precio de los combustibles. Tierra del Fuego hará lo propio la semana que viene como provincia petrolera. Los senadores, por su parte, presentaron un proyecto para la creación de una partida de $40.000 millones, provenientes del Tesoro Nacional, para compensar las pérdidas por la quita del IVA.

Sobre llovido, mojado. Cuando el gobierno comenzaba a ver que se disipaban las nubes, un nuevo frente de tormenta amenaza el último tramo de la campaña hacia octubre.