"Los invito a descubrir que Dios ofrece horizontes fascinantes que dan pleno sentido a la vida", dijo el arzobispo de Rosario al presidir la tradicional misa en la plaza de la Coronación
Una multitud participó este lunes de la tradicional procesión y posterior misa que se realizó en conmemoración por el Día de la Virgen del Rosario, nombrada en 1823 como patrona de la ciudad.
Tras la peregrinación que partió desde la Catedral, el arzobispo monseñor Eduardo Martín encabezó desde las 17 la santa misa en la plaza de la Coronación, ubicada en Córdoba y 1° de Mayo.
⛪️ #Ahora | Tras la tradicional procesión desde la Catedral por el Día de la Virgen del Rosario, el arzobispo monseñor Eduardo Martín encabeza la santa misa en la plaza de la Coronación, ubicada en Buenos Aires y Belgrano pic.twitter.com/f6GamSmXC0
— Con La Gente (@ConLaGenteRos) October 7, 2019
«Nunca nos cansamos de escuchar estos textos y siempre que lo hacemos nuestra alma se sigue llenando de asombro. Dios puso en ella su mirada para hacer el plan nunca imaginado. María pregunta cómo puede ser la madre de un hijo si no tiene relación con ningún hombre. El ángel le explica que el fruto de su vientre es por obra del espíritu santo y que para Dios nada es imposible, entonces maría responde con el sí. El más hermoso en la historia humana, con ese sí el camino de la eternidad empieza abrirse para todos. Allí emerge toda la personalidad de maría santísima y asume un lugar en el universo y frente a la eternidad», comenzó Eduardo Martín en la Homilía.
«Estamos transitando el mes misionero convocado por el Papa Francisco. Quiero subrayar que él dijo algo muy fuerte, es un mandato que nos toca muy cerca, yo soy siempre una misión, tú eres siempre una misión. No sólo que tengo una misión, quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y trae relaciones que dan vida», continuó.
Y agregó: «El sí de los hombres a Dios, Jesucristo como hijo de Dios a los hombres. Eso dependió de esa libertad de María Santísima. Los acontecimientos más grandes de la historia suceden en los ámbitos más recónditos y lugares menos importantes para el mundo. Cuánta gente vaga por el mundo sin la conciencia de una misión, adormecido por el individualismo consumista que aún no descubrieron el propósito por el cual existen».
Para finalizar, les dejó un mensaje a los jóvenes en este contexto de dificultades: «Los invito a descubrir que Dios ofrece horizontes fascinantes que dan pleno sentido a la vida. También que renueven el propósito de orar por las misiones, estamos en el mes misionero. Tener todos los días una oración».