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¿Qué influye?

Mito o realidad: ¿Existe alguna estación que aumente nuestro deseo sexual?


Muchos suelen decir que la primavera es la estación ideal para las relaciones sexuales y aunque no es exlusivo de una época, esto no es cierto. El deseo sexual aumenta en verano por diferentes circunstancias, entre las cuales se destacan las sociolaborales y fisiológicas.

Factores sociolaborales que aumentan el deseo sexual en verano

Según informa Ivan Losada en el portal Mejor con Salud, «hay una amplia variedad de factores sociolaborales que pueden incidir en el aumento del deseo sexual en verano». En esta estación contamos con más tiempo libre y tenemos menos obligaciones, lo que hace que haya más oportunidades de encuentro y se potencien las relaciones personales. Según Losada, entre los factores sociolaborales podemos encontrar:

  • Realizamos más turismo y podemos coincidir con personas que despierten nuestro deseo sexual.
  • El incentivo que supone estar fuera de nuestro ambiente habitual nos hace más osados y decididos, con menos inhibiciones y prejuicios.
  • Participamos de grandes concentraciones, ya sean recitales, playa, fiestas y otros ambientes que son la oportunidad perfecta para que se despierte el deseo sexual.
  • Contamos con horarios más flexibles que nos permiten relajarnos sin pensar el despertador y alargar las veladas, dejando que el deseo fluya.
  • La vestimenta típica de esta época deja al descubierto partes del cuerpo que, en otras épocas del año permanecen ocultas.

No sólo es las mejores condiciones para contar con encuentros sociales, también influyen nuestras funciones orgánicas, que en su mayoría, están reguladas por nuestro sistema endocrino a través de las hormonas. Losada explica que «lo mismo sucede con el deseo sexual».

El deseo activa áreas neuronales de nuestro cerebro que se desactivan después de satisfacerlo. La activación e inhibición del deseo sexual se realiza en el sistema límbico, regulado por el hipotálamo, y tiene su máxima actividad los días con más horas de luz solar como sucede en el verano.

El hipotálamo también es el responsable de modular nuestras emociones, la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea. Estas áreas cerebrales son las que regulan los efectos emocionales de los acontecimientos de nuestra vida y pueden también influir en el aumento del deseo sexual.

«El sol y el calor aumentan la producción y secreción de las hormonas involucradas en el deseo sexual. Por ejemplo, los rayos solares tienen la capacidad de generar hasta un 90 % de la vitamina D del organismo, y segúnun estudio publicado en International Journal of Endocrinology, los hombres que tienen cantidades suficientes de esta vitamina presentan un mayor nivel de testosterona, la hormona sexual masculina. Entre los factores fisiológicos podemos destacar:

  • Los estrógenos y la progesterona aumentan alrededor de los días de ovulación y hacen que la mujer presente mayor deseo sexual y sea más proclive a consumarlo. Algo similar sucede bajo el influjo del calor y la luz solar.
  • Aumentan los niveles de serotonina que es denominada la «hormona del placer». Otro factor que influye en este efecto, además del sol y el calor, es el ejercicio físico que se practica más en verano.
  • Las feromonas, que influyen en el apetito sexual, también están más activas en verano.
  • La oxitocina y endorfinas también aumentan en el verano debido al ejercicio, el sol y el calor.
  • El aumento de las horas de luz solar hace que desciendan los niveles de melatonina (hormona que regula los ciclos sueño – vigilia) y, al parecer, también contribuyen al aumento de la libido en verano.
  • El calor externo, por sí mismo, se considera el combustible de la libido porque favorece la puesta en marcha del calor interno que produce el deseo.
  • Como lo destaca la revista médica Duodecim en una de sus publicaciones, la luz solar, al afectar el estado de alerta y energía en los humanos, puede aumentar la actividad sexual.

El deseo sexual en las mujeres tiene un mecanismo más complejo que en los hombres y, sobre todo, muchos más matices. Se construye sobre la marcha, a través de estímulos internos como las fantasías o externos como las caricias, besos, etcétera. En las mujeres, el oído parece desempeñar un papel muy importante: el deseo se ve estimulado por palabras, susurros y gemidos.

Por otra parte, el deseo también se ve influenciado por el estado anímico: el estrés y el cansancio hacen más difícil la excitación.

En cambio, en los hombres tienen gran importancia los estímulos visuales, además de la imaginación y las fantasías sexuales, que suelen aparecer antes del encuentro sexual, por lo que ya comienza en un nivel más alto de excitación.

Con información de Mejor con Salud