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Misoprostol: cuándo se usa y cuáles son los efectos


En medio del debate por la legalización del aborto, el término “misoprostol” ha ganado relevancia. Este fármaco se produce en Argentina por un solo laboratorio y no se vende al público a través de farmacias, sino que únicamente son las instituciones las que pueden comprarlo y así darle uso en el marco de la entidad de salud.

Por otra parte, desde 2012 Santa Fe brinda la droga de forma gratuita para la práctica de la interrupción legal del embarazo en sus centros de salud públicos de acuerdo a la ley argentina. Hace algunos meses, la provincia anunció que la producirá en un laboratorio estatal con estos fines. En contraposición, en algunos lugares del mundo, como Francia, han dejado de comercializarla por las posibles contraindicaciones.

Actualmente, la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) estudia la posibilidad de permitir la venta del envase de 12 comprimidos en las farmacias. La droga tiene dos usos principales en el país: protector gástrico e inducción del trabajo de parto. CLG consultó a Dardo Dorato, Ginecólogo y Obstetra, para explique los usos y brinde un panorama de la situación del misoprostol en Argentina.

La venta o comercialización de la droga es el tema que se encuentra en el foco de la cuestión ya que no se consigue como monodroga, sino únicamente asociada a otra y porque ha alcanzado valores económicos muy altos. Algunos adjudican esto a que a mayor demanda, será mayor el precio; otros, a que hay sólo un laboratorio en suelo nacional que lo produce y puede variar el costo como le parezca.

Según el doctor entrevistado, “antes de que se utilizara para la interrupción del embarazo era muy barato, y después lo llevaron a precios verdaderamente exorbitantes”. Asimismo, relató: “En Uruguay, en Brasil y en Chile se comercializa fácilmente a un sexto del precio de acá. Pero en los países limítrofes lo conseguís como misoprostol solo, no asociado”.

La venta de la droga sin estar asociada a otra no está directamente relacionada al uso para la interrupción del embarazo. De hecho, en Brasil y Chile el aborto no es legal, exceptuando casos puntuales, como en Argentina. Por otro lado, en Francia ya no se vende debido a los posibles efectos secundarios que podía producir; más allá de que allí la mujer puede decidir si continuar o no con el embarazo hasta la semana 12 de gestación sin ningún impedimento.

“La indicación común en obstetricia es la inducción de trabajo de parto o de maduración del cuello del útero”, especificó el profesional. En estos casos, se administra a la paciente para que dé a luz. Puede ser a término, o en casos especiales cuando la mujer lo necesita para preservar su salud, de forma prematura. En este sentido, manifestó que “se probó a lo largo de muchos años. Para inducir trabajos de parto se utilizaba en dosis mayores y con el tiempo se fue ajustando la dosis óptima”.

“También puede ser para uso gastrointestinal, porque es un protector gástrico”, aseguró Dorato. “Viene asociado en una marca comercial al diclofenac, justamente para que no produzca una gastritis. Hoy se comercializa en farmacias asociado al diclofenac”.

El fármaco posee ciertas contraindicaciones. Las más graves que puede ocasionar son hipersensibilidad al fármaco, rotura uterina y paros cardíacos. Mientras que las más frecuentes son los trastornos gastrointestinales: náuseas, vómitos, fatiga, cefalea, fiebre, diarrea y dolor abdominal, así lo explica la organización Notivida. Por lo que la correcta indicación y consulta con un profesional es fundamental, al igual que con cada medicamento.

Desde su mirada profesional, respecto a esto Dorato dejó en claro que “no hay medicación sin riesgo. Eso no existe”. Y añadió: “Con la indicación correcta es una droga que se utiliza sin ningún problema. Tiene riesgos como toda acción médica”.