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«Misión Humedales»: estudiantes de Roldán comenzaron a fabricar un satélite para detectar incendios forestales


En el marco de un concurso, el proyecto de cinco alumnos de la escuela técnica Nº 643 fue seleccionado como uno de los mejores 28 del país. CLG habló con Marcelo Aimetta, docente y coordinador del grupo

Por Gonzalo Santarmaría

La Escuela «Granaderos de San Lorenzo» de Educación Técnico Profesional N° 643 de Roldán se transformó en el epicentro de buenas noticias luego de que un grupo de estudiantes logre avanzar en un concurso a nivel internacional, que en su etapa argentina está a cargo de Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). La idea del grupo roldanense es poner en funcionamiento un satélite que permitirá detectar focos de incendios forestales y nació luego de ser atravesados por el ecocidio que se da sobre los Humedales del río Paraná.

Luego de pasar la primera etapa entre 900 grupos de distintas instituciones del país, quedaron entre los mejores 500 y más tarde entre un selecto grupo de 28 proyectos. Ahora comenzaron a armar este artefacto para lograr, ya en octubre, ser uno de las pocas iniciativas que siguen en carrera. Roldan I, como eligieron llamar al grupo, está conformado por los docentes Marcelo Aimetta y Celina Cudiciotti y los alumnos Santiago Bruditti, Leopoldo Zecca, Guido Reist, Santiago Giacolla y Agustin Monteodorisio. Justamente Aimetta habló con CLG, y contó los detalles del plan y cómo lo tomaron los jóvenes.

Bajo el nombre «Misión Humedales», la propuesta por el equipo consiste en detectar focos de incendios forestales mediante la medición de parámetros relacionados a ellos como monóxido de carbono, gases propios de la combustión de vegetales y partículas en suspensión; además cuenta con un dispositivo para tomar y guardar imágenes durante el descenso en paracaídas. Junto a estos datos se medirán también temperatura, presión atmosférica y aceleraciones durante el recorrido. Los datos obtenidos se transmitirán por radiofrecuencia a una estación terrena y las imágenes se guardarán en una tarjeta SD para ser recuperadas luego mediante un dispositivo GPS incorporado al sistema. «Misión Humedales nació de nosotros, ellos proponen una misión primaria que es el relevamiento de datos climáticos y la misión secundaria queda a cargo de nosotros», comentó el docente y añadió que se originó no tanto por la afección del humo que golpea a Rosario, toda la costa santafesina y «esporádicamente a Roldán», sino que va más allá: «Todo se pensó por el desastre ecológico que se genera. Se está destruyendo un ecosistema enorme que luego no se puede recuperar fácilmente», detalló Marcelo.

 

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«Nos inscribimos con lo justo», recordó entre risas Aimetta ya que a falta de 10 días de cerrar las inscripciones se enteraron del concurso. Luego recibieron una capacitación de 5 jornadas donde se explicó el proyecto, cómo diseñarlo, los parámetros técnicos, cuál era el objetivo y le dieron tres semanas en junio para entregar la idea. Así el 30 de junio enviaron los archivos para que fueran analizados.

A mediados de julio, recibieron la gratificante notificación de que Roldán I avanzó como uno de los mejores 28 proyectos a nivel nacional y los últimos día del mes recibieron el kit para comenzar a fabricar el satélite. Ahora el grupo tiene que aprobar distintos requisitos técnicos y de protocolo, para que pueda ser lanzado. «Si pasamos todo eso y quedamos dentro de un pequeño grupo, el satélite se lanza», remarcó Marcelo y aseguró que luego de lograr ese paso, esta herramienta queda «para la escuela» ya que describió que no está diseñado como un satélite «que quede en orbita, sino que cae».

«Se abre a cierta altura, vuela un tiempo, desciende en un paracaídas y toma los datos para lo que se programó», resumió y contó que «una de las condiciones es que tiene que ser reutilizable, para no dañar el ambiente y para recuperar la inversión de tiempo y materiales». En este sentido, ya pensó a futuro y adelantó que la escuela técnica tiene la idea que luego de ser lanzado se pueda colocar en un dron y «siga tomando datos y hasta se le puedan agregar sensores y componentes».

Aimetta es el coordinar general del proyecto, lo secunda Celina Cudiciotti y el grupo de alumnos está conformado por Bruditti (Director de Programación y Sensores), Zecca (Director de Diseño de Estructura e Integración), Reist (Director de Comunicaciones e Imágenes) Giacolla y Monteodorisio (Control de Descenso y Recuperación). Jóvenes de entre 15 y 17 años «convocados por fuera del currículum tradicional de la escuela, debido a que se pensó como un proyecto institucional», esgrimió el docente de materias como Metalmecánica, Taller de Electricidad, Formación Ética Profesional e Historia.

«Se trabaja por fuera de las materias, aunque es una actividad escolar. Los docentes de las otras materias tienen la buena onda de dejar ir a los chicos para trabajar sobre esto. Nosotros pasábamos días enteros, fines de semana y reuniones virtuales hasta altas horas de la noche», reveló el profesor y contó las bondades de llevar propuestas educativas que se salgan del lineamiento curricular: «Cuando vos les das algo diferente que llame la atención y despierte el interés, lo hacen por su cuenta. No tenés que andar persiguiéndolos ni obligándolos a nada. Están ansiosos porque es algo concreto que tiene un trabajo técnico muy lindo».

Además, agregó Aimetta, «la forma de trabajar para resolver un desafío es muy linda: te planteás algo, te preparás, estudiás y hacés pruebas hasta que funcione. Es bárbaro para la formación de cualquier técnico». A partir de allí, no guardó elogios para el proyecto educativo de la 643 y finalizó: «Uno ama la escuela donde se formó y que tenga otra visión de la educación, y no solo que los chicos pasen y aprueben, es importantísimo».