Opinión

Opinión: «Cambiar todo para que nada cambie»


Por Diego Añaños

Finalmente, y luego de una novela que llevó casi un mes, Sergio Massa asumió como ministro de Economía. El miércoles pasado se conocieron los ejes vertebradores de su gestión. Organizó su presentación alrededor de lo que llamó tres Principios: Orden Fiscal, Superávit Comercial, Fortalecimiento de Reservas y Desarrollo con Inclusión. Como decía un tío mío, mucho Gre, Gre, para decir Gregorio. Nada nuevo bajo el sol. Nada que no se viniera trabajando desde la gestión de Martín Guzmán. Un ejemplo arquetípico del más puro gatopardismo, es decir, cambiar todo para que nada cambie. De hecho pareció un texto redactado por un funcionario del FMI. Mucho efecto político, acompañamiento de los mercados y de los medios de comunicación, sin dudas, pero muchas preocupaciones para los trabajadores y los desocupados.

Más allá de los anuncias, hay un tema que en el que Massa tendrá que caminar con pies de plomo, y es el de las relaciones internacionales. Tema que, desafortunadamente, no forma parte de la agenda mediática de la Argentina. Si bien tanto la pandemia como la guerra entre Rusia y Ucrania parecen haber incluso borrado el tema de la agenda pública global, el tono del de la disputa por el poder global entre los EEUU y China es el eje vertebrador de cualquier política externa estratégicamente concebida. Y hablo del tono, porque el conflicto suele atravesar fases de tensión/distensión, por lo que la habilidad para moverse en cada momento de esa disputa es fundamental. A ver, para no complicar las cosas: las fases de distensión habilitan un juego más neutral, digamos, a dos puntas, mientras que en las fases de tensión manifiesta, las potencias reclaman definiciones más claras con respecto a los alineamientos.

La relación de Massa con los EEUU es la más evidente y conocida. El tigrense es sindicado como un hombre cercano a la Embassy, a tal punto que figura como informante en los Wikileaks. Allá, por 2009, y con Massa ya fuera del gobierno, se produjo una reunión en la casa del empresario cercano al Opus Dei, Jorge O´Reilly, de la que participó el nuevo super ministro de economía y el actual presidente, Alberto Fernández. Para resumir, y no aburrir con el relato, reproduzco de manera textual el título del cable confidencial enviado por la embajadora de los EEUU, Vilma Socorro Martínez: “Argentina: los dos primeros jefes de gabinete de CFK dicen que la vida útil de los Kirchner expira en 2011”. Dos visionarios. Hoy Massa mantiene un contacto estrecho con Juan Sebastián González, el asesor principal de Joe Biden en asuntos relacionados con América Latina y Director principal del Consejo Nacional de Seguridad, para el Hemisferio Occidental. También mantiene relaciones, políticas y comerciales, con Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York. Tiene además llegada a legisladores republicanos y demócratas, y a los departamentos de Estado y del Tesoro, así como también con el funcionariado del FMI y el BID (recordemos que Mauricio Claver Carone saludó su llegada al ministerio de Economía y ya le aseguró un crédito de U$S800 millones antes de asumir).

Sin, embargo, China también le queda cerca. Revisando su cuenta de Twitter, encontramos algunas referencias interesantes. En 2016 Massa decía en la red del pajarito: “Apostamos a que China se consolide como uno de los socios comerciales fuertes de la Argentina”. Luego, en 2017, twitteaba: “China es un gran ejemplo en materia de incorporación de tecnología en la capacitación de jóvenes y en la creación de fuentes de trabajo”. Por aquel entonces, Massa se encontraba en China, invitado a los festejos de 45° aniversario del inicio de las relaciones diplomáticas entre Pekín y Buenos Aires. Desde el Lejano Oriente, el tigrense destacó el rol estratégico que jugaba la relación bilateral entre Argentina y China, y bregó por un aumento en “calidad y cantidad”, dijo, de las inversiones chinas. También destacó la necesidad de equilibrar las asimetrías existentes en materia comercial con el gigante asiático, siempre acompañado de su fiel escudero, el industrial sin industria, Ignacio De Mendiguren. Está claro que Massa no ignora la importancia estratégica de China en el tablero global.

Esta semana el conflicto entre ambas potencias tuvo un nuevo capítulo y sumó tensiones. La visita a Taiwán de la Presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, generó malestar en el gobierno Chino. Desde Pekín consideraron que la legisladora demócrata interfirió en los asuntos internos del país y “socavó seriamente su soberanía e Integridad territorial”. El gobierno chino anunció de inmediato una seria de medidas diplomáticas como respuesta, fundamentalmente orientadas a suspender tratados de cooperación y conversaciones bilaterales. Del manejo estratégico e inteligente del alineamiento de la Argentina en medio de la escalada de tensiones entre EEUU y China, dependerá en gran medida el éxito de la gestión de Sergio Massa al frente de la cartera económica, y signará sus
posibilidades presidenciales para 2023.