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Opinión

Medio ambiente y salud: ¿qué mundo dejamos a nuestros hijos?


Por Alberto Botto

Desde hace mucho tiempo desde el Sindicato de Luz y Fuerza de Rosario venimos bregando y realizando acciones en favor del cuidado y preservación del planeta, del equilibrio y armonía ecológica y de un medio ambiente sano. Nuestra prédica en ese sentido, no se trata de una mera adhesión a una corriente ideológica de moda, sino a una concreta preocupación porque observamos a diario como en todas partes del mundo, y por supuesto también en nuestra ciudad y en la región, el desdén por la naturaleza, de parte de muchas personas, está causando verdaderos estragos.

Esta falta de consideración hacia el medio ambiente, no solo arrasa flora y fauna, lo que constituye en sí misma un error grave, sino que tiene claros efectos nocivos sobre los seres humanos. Un ejemplo cercano y patente lo constituyen las quemas en las islas de nuestra región que se produjeron a lo largo del año que ha pasado. No solo se arrasó con la flora y la fauna (ver a los animales huir fue una escena desgarradora), sino que el humo ocasionó muchos trastornos de salud en la población.

Por otra parte, contra lo que sostienen algunos, no parece haber dudas ya sobre que la contaminación ambiental, que en todas partes del mundo es abrumadora, proverbial y nefasta, provoca daños a menudo irreversibles en la salud ¿Acaso la contaminación en alimentos, en los cultivos, en el mismo aire que se respira, no está provocando efectos adversos en la salud muchas veces graves?

Los gases contaminantes en las ciudades, los insecticidas, las napas de aguas contaminadas, las ondas electromagnéticas proyectadas por antenas instaladas a discreción, los desechos industriales y los desechos de todo tipo arrojados al suelo y a los cursos de aguas, están provocando en todas partes problemas de consecuencias.

En el presente, es posible que estas cuestiones pasen a veces inadvertidas para el hombre común; sin embargo, son para considerar. Para considerar, por ejemplo, que nunca como en estos tiempos se vio a tantos niños y jóvenes padecer cáncer, especialmente leucemia. Un estudio realizado por profesionales del Hospital Garraham el año pasado, dio cuenta de que al menos 1.340 chicos son diagnosticados con cáncer cada año en Argentina. Al mismo tiempo, médicos cubanos, entre otros médicos del mundo, han sugerido una vinculación de la leucemia con la exposición a campos magnéticos.

En este mismo orden, la Asociación Toxicológica Argentina ha publicado hace un tiempo un interesante artículo que dice lo siguiente: “Científicos de la Universidad de Illinois en Chicago (Estados Unidos) han descubierto que vivir en zonas con una mayor exposición a contaminantes nocivos en el aire, el agua y la tierra se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer.

Aunque muchas investigaciones previas ya habían vinculado los contaminantes individuales con un mayor riesgo de determinados tumores, este trabajo publicado en la revista ‘Cancer‘ se centró en cómo puede influir la combinación de varios contaminantes ambientales”.

Ante esta realidad, que en la mayoría de los casos se produce por un irrefrenable deseo de riquezas financieras por parte de un ultracapitalismo o neoliberalismo que no tiene en cuenta el destino humano, debemos preguntarnos qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos, a nuestra descendencia y actuar en consecuencia.