Por José Odisio
Maximiliano Rodríguez será el referente máximo que tendrá Newell’s en esta lucha por no descender. Su currículum, su jerarquía, su peso específico dentro y fuera de la cancha son inigualables. Un plus que la Lepra deberá aprovechar.
Pero la Fiera no estará en los primeros partidos. La convocatoria para jugar los Juegos Panamericanos de Perú es una despedida de la selección que es difícil de rechazar. Maxi tiene una historia con la albiceleste que parecía haber terminado, pero el Bocha Batista le dio una invitación difícil de rechazar. No importa la trascendencia del certamen, para el delantero es una caricia final que a poco de su retiro genera un cosquilleo inigualable. Su golazo de oro contra México en Alemania 2006 será recordado viaje o no a Perú. El penal contra Holanda en la semifinal de Brasil 2014 tampoco perderá vigencia. Pero ¿quién tiene derecho a negarle ponerse otra vez la celeste y blanca? Sólo Maxi puede decidir si es lo correcto o no.
Frank Kudelka debe pensar en un Newell’s con Maxi. Lo necesitará como a ningún otro. Aunque también tendrá que idear un equipo sin la Fiera, o correrá el riesgo de una dependencia que puede ser perjudicial, como sucedió en el ciclo de Héctor Bidoglio.
Si Maxi juega los Panamericanos para Argentina, el hincha leproso deberá sentir orgullo. Y para que esa satisfacción no se transforme en enojo, Kudelka deberá poner en cancha un equipo competitivo que no extrañe a la Fiera.