El gobierno analiza la posibilidad de volver a postergar el aumento del combustible para evitar un impacto en la inflación en medio del clima electoral.
Si bien las petroleras buscan que se concrete el aumento en agosto, trascendió que la administración de Mauricio Macri evalúa evitar el ajuste.
El gobierno anunció a fines de junio que aumentaría sólo en parte el impuesto a los combustibles (ILC) que se actualiza de manera trimestral tomando como referencia la inflación.
El tributo tendría que haberse aplicado a principios de julio, pero en la Secretaría de Energía decidieron postergarlo para evitar un impacto en el Índice de Precios al Consumidor.
Según estimó la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA) semanas atrás, el aumento postergado es «de alrededor de 90 centavos, un peso».
Esa entidad había subrayado que de acuerdo con las dos principales variables, que son el crudo y el tipo de cambio, no habría motivo para que se dé un nuevo aumento en agosto.
Aclaró que la situación podría cambiar si hubiera «una disparada del crudo, que superara los 66 dólares el barril o un tipo de cambio por encima de los 45 pesos y medio».
Pese a que esos dos factores no registraron variaciones muy marcadas, se podría aplicar el aumento, si el Estado decide concretar el incremento postergado.
A principios de julio, hubo una suba de 2,5% en la petrolera YPF, mientras que en Shell el ajuste fue de 2,1% promedio en el país debido al alza de la presión impositiva.
Para apuntalar un leve repunte del consumo, el gobierno viene tomando una serie de decisiones destinadas a frenar la escalada de precios.
En ese marco, además de postergar la suba en el gravamen a los combustibles, postergó incrementos en las boletas de gas, relanzó el plan Ahora 12 y puso en marcha un programa de descuentos para comprar autos 0 kilómetro.