Con un ritual chamánico, que incluyó rezos y bendiciones, el presidente venezolano Nicolás Maduro inició este lunes sus actos de campaña para las elecciones del 20 de mayo, prometiendo sacar la economía del foso.
Luciendo un penacho de plumas negras, marrones y blancas, un chamán -sabio y líder religioso indígena- pronunció oraciones con su mano derecha puesta sobre la cabeza de Maduro y luego roció con «agua bendita» al gobernante y a su esposa, Cilia Flores.
Mientras niños indígenas cantaban y bailaban en círculos a su alrededor, la pareja presidencial dio sorbos al agua, recogida según el aborigen en el Parque Nacional Canaima, enorme reservorio natural de 30.000 km2 en el estado Bolívar (sur), fronterizo con Brasil.
«Gracias por darme toda esta fuerza», dijo Maduro tras la ceremonia, realizada a su llegada a Bolívar, hogar de la etnia pemón.
Frente a una enorme cascada en La Llovizna, emblemático parque de la ciudad de Puerto Ordaz, el chamán ofreció al presidente su bendición para «estar en paz con el señor Dios y con el nombre de (Hugo) Chávez», su mentor fallecido en 2013 tras 14 años en el poder.
Niños y jóvenes indígenas tocaron música tradicional venezolana.
Un par de horas después, el mandatario encabezó en San Félix, zona popular a las afueras de Puerto Ordaz, su primer mitin formal de cara a los comicios, que la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) decidió boicotear alegando falta de garantías.
De una actitud espiritual, Maduro pasó a una desafiante al subir a la tarima en San Félix como candidato a la reelección.
«Hace cinco años, yo era un novato herido», expresó, refiriéndose a la muerte de Chávez, tras la cual fue elegido.
«¡Hoy soy un presidente con experiencia!», clamó frente a cientos de seguidores.
Prometió «una revolución económica» en Venezuela, agobiada por la hiperinflación -estimada en 13.800% por el FMI para 2018- la escasez de alimentos, medicinas y productos básicos.
Las elecciones son desconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos, que respaldan la denuncia opositora sobre falta de condiciones y una deriva autoritaria del chavismo.
Aunque la MUD se negó a presentar candidatos, Henri Falcón, opositor disidente del oficialismo, decidió postularse convencido de que capitalizará el amplio descontento social.