Un cuadro de Degas o un Picasso, animales o plantas protegidas y hasta objetos de oro romanos. Esas son algunas de las piezas incautadas en los últimos años por las aduanas francesas, que luego tienen que restituir los objetos, un proceso a menudo tedioso.
En las estaciones, los aeropuertos y los centros de clasificación del servicio de correos, los agentes de aduanas cumplen una función estratégica para aplicar la normativa sobre especies en peligro o para la lucha contra el tráfico de arte. Y muy a menudo dan con importantes tesoros escondidos. Como el cachorro de león vivo que encontraron en octubre en un garaje de Marsella, en el sur del país. En el caso de animales vivos, sobre todo se intenta devolverlos al país de origen y reintroducirlos «en su entorno natural».
Cuando no se puede, hay que encontrar una solución de acogida, y rápido. «El reto es lograr mantenerlos con vida, pese a las condiciones de transporte y el estrés relacionados con su captura», según las aduanas.
Así, de los cien ruiseñores de Japón hallados en cinco cajas de madera en marzo de 2014, la mitad murieron en la primera noche, deshidratados.
En cuanto al cachorro de león, fue entregado a la asociación Tonga, la misma que recogió a dos monos de Gibraltar encontrados en una caja para gatos en agosto de 2008, abrazados y petrificados de terror, en el suroeste de Francia.
Colibrís en los calzoncillos
Solo en 2018, los agentes requisaron 74 loros, 55 reptiles – camaleones, iguanas, lagartos, varanos- y 40 tortugas. Y la inventiva no falta a la hora de intentar pasar esos animales. Un holandés se cosió unos bolsillos dentro de sus calzoncillos para esconder a una decena de colibríes, cuyas alas había amarrado con cinta adhesiva. «La auxiliar de vuelo se fijó en él porque los alimentaba con una pipeta» que introducía por el pantalón, explicó una fuente de las aduanas.
En octubre de 2015, dieron con un centenar de escorpiones Pandinus dictador escondidos en vasos desechables, bajo un lote de ciempiés, con los que se puede comerciar libremente.
En cambio, la mayoría de animales muertos encontrados son destruidos, cuando no acaban como piezas de museo. En 2016, tres leopardos y tres leones disecados, hallados en la casa de un particular en Besançon (este), fueron a parar al Museo de Historia Natural de París. El hombre los había heredado de su padre, aficionado a los safaris ilegales.
Las escamas, cuernos, pieles o caparazones son, en general, destruidos. En 2014, se redujeron a polvo tres toneladas de marfil (700 colmillos y 15.000 objetos esculpidos) a los pies de la Torre Eiffel, fruto de 20 años de incautaciones.
En algunos casos, los hallazgos facilitan avances en la investigación científica. En mayo, se entregó un kilo de caparazones de tortuga al Instituto Nacional del Patrimonio para restaurar dos caparazones del museo Réattu de Arles (sureste).
Esqueleto de dinosaurio
A principios de 2015, los agentes de aduanas decomisaron en Lyon (este) unas cajas gigantescas que contenían el esqueleto de un dinosaurio de entre 70 y 60 millones de años antigüedad, un Tarbosaurus bataar, valorado en 700.000 euros, procedente de Mongolia.
De vez en cuando, también salen a la luz obras de arte, como el cuadro de Picasso «Cabeza de mujer joven», evaluado en 25 millones de euros, que atrajo la atención de los agentes de Bastia, en Córcega, en julio de 2015 a raíz de una solicitud de autorización para exportarlo a Suiza.
La obra pertenecía desde 1977 al banquero español Jaime Botín, pero no podía salir de España porque está considerado un tesoro nacional español. Ahora está expuesto en el Museo Reina Sofía de Madrid.
En 2018, durante la inspección de un autobús estacionado en un área de servicio de las afueras de París, los agentes descubrieron una pintura de Edgar Degas que había sido robado ocho años antes en Marsella. Ahora, cuelga en una de las salas del Museo de Orsay, en París. Pero, entre la autentificación de los bienes y los procedimientos administrativos y diplomáticos, restituir las obras puede llevar mucho tiempo.
Perú acaba de recuperar dos estatuas de terracota y un bastón tallado en madera del siglo II incautados en 2007.
El martes, se entregaron a la embajada de Pakistán en París más de 400 objetos arqueológicos que habían sido decomisados hacía más de diez años.
Una insólita fuente de oro, considerada como una de las principales piezas del tesoro de Lava (nombre del barco romano que naufragó frente a las costas de Córcega en el siglo III), espera desde 2010 en los pasillos de la policía a que se juzgue a sus contrabandistas.
Algunos especímenes hallaron refugio en otra parte, como un puma disecado que preside… la oficina del director general de aduanas.